Una noche de trío inesperada. Parte 1

Mi amigo estaba cansado. Eran las cuatro y media de la madrugada y llevaba unos cuantos cubatas encima. No quiso quedarse. Yo, sin embargo, estaba observando a aquella chica con la que habíamos hablado, rodeada en la pista de baile por varios bomberos con los que conversaba, sonreía, y coqueteaba.
- Aquí no hay nada que hacer, me voy - dijo mi amigo.
- Yo me quedo un poco más, voy a apurar este cubata.

Y ahí me quedé, observando y, de vez en cuando, cruzando las miradas con aquel bombón. Sin esperanzas (estaba rodeada de tres bomberos de cuerpo estupendo), pero sin querer marcharme. 

Encendieron las luces del bar, y la gente comenzó a salir a la calle. Yo entre ellos. Ella entre todos. Y me acerqué a despedirme.
- A dónde vas - me dijo.

No té un brillo pícaro en su mirada. Los bomberos también. Y así, sorprendentemente, nos quedamos solos. Comenzamos a besarnos. Besos lentos, muy lentos, en los que nuestras lenguas se abrían paso poco a poco, saboreando los restos de alcohol que se habían quedado en nuestras bocas.

Empezamos a caminar, cogidos de la mano, parándonos en las esquinas para seguir disfrutando de nuestros besos.

En una zona ligeramente oscura no pude evitarlo, y metí mi mano por debajo de su camiseta. Deslicé mis dedos por su espalda hasta llegar a los corchetes de su sujetador, abriéndolo con un ligero pero eficaz pellizco. Al notarlo suelto, ella, sin dejar de mirarme a los ojos, se lo quitó con dos rápidos movimientos. La camiseta de manga corta ayudaba. Sus pezones quedaron marcados a través de la tela. Se los miró y volvió a centrarse en mis ojos. Se mordió el labio, y se pellizcó uno de los pezones, que casi hace un agujero en la ropa para poder salir. Un bulto se marcaba también en mis pantalones.

No sé muy bien por qué dije esto, pero de repente solté:
- ¿Has estado alguna vez con dos tíos al mismo tiempo?

Ella me miró. No dijo nada. Sonrió. Se acercó. Y me besó. Apasionadamente. Su lengua se movía dentro de mi boca ávida de deseo. Su cuerpo apretado al mío. Sus pezones taladrando mi pecho. La respiración agitadísima.

Mi proposición la había excitado sobremanera.

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