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Memorias de una fantasía cornuda

5:06 pm Wednesday, 8th January, 2020

–Quiero ver como te corres en brazos de otro –le confesó su novio, mientras sus dedos surcaban expertos sobre su cuerpo, terminando en su vagina, hidratándose en toda su humedad.

En cuanto ella escuchó esa inesperada confesión sintió como su cuerpo se estremecía en un imprevisto orgasmo. Nunca imaginaría que su pareja desde hacía ocho años, escondía un secreto tan pervertido como el que le acababa de susurrar en el oído.

Antonio tenía todo un compendio de fantasías que debido a su introvertida personalidad jamás se había atrevido a confesar a nadie. Pero se le ocurrió que ese momento de intensa lujuria era totalmente apropiado para lanzar uno de sus deseos guardados con más celo. Y a Petunia pareció encantarle.

Tanto fue así que ambos terminaron en casa de un macho alfa profesional, un espécimen enorme y portentoso que prometía con su mirada empotrarla una y otra vez con cuantas superficies se cruzasen en sus caminos. Petunia suspiró con lascivia en cuanto vio al joven portento y enseguida sintió su coño humedecerse candente.

En cuanto se vieron, los tres fueron directamente al grano. Se citaron en casa de él y la diversión empezó justo desde que pisaron el umbral de la misma. Él le levantó su menuda falda apretada a su menudo con sensualidad, relamiendo sus grandes manos sus sedosos muslos bronceados. La besó en el cuello, pasando la punta de su lengua sobre su su superficie y provocándole un estremecimiento de gusto.

Antonio, mientras tanto, tomó asiento cual caballero que va al cine tranquilamente una tarde lluviosa de domingo, cuando no hay nada que hacer. Pero dentro de sus pantalones su polla ardía con descaro y expectativa, mientras la función no había hecho más que empezar.

Petunia lanzó otro ardoroso gemido cuando el otro posó sus manos sobre sus pequeños pero redondeados senos. Luego la agarró de su morena melena rizada y le plantó un chorreante morreo. Al otro lado Antonio los miraba sintiendo que la erección de su pantalón se iba levantando presurosa.

Petunia fue lanzada a la cama en un sutil pero firme empujón. El macho se deshizo de su camiseta, enseñando un portentoso pecho fibroso. Petunia se sintió sobrecogida por la magnificencia de aquel sobrehumano. Él alzó sus caderas y las apretó contra su abultado paquete. Ella sintió que su flujo corría y corría dentro de su vagina. Suspiró, entregada al placer intenso del morbo que aquella situación le producía.

Él la desnudó por completo y se sacó sus pantalones con presteza, resurgiendo debajo de sus calzones un prodigioso instrumento erecto que la dejó sin aliento. Él se bajó hacia ella y empezó a rozar su miembro en sus muslos, provocándole casi un orgasmo de la fricción que el otro muy sabiamente ejecutaba.

Su cuerpo moreno, el aliento salvaje, su boca salada… era un compendio de extremadamente poderoso para los sentidos.

Fóllame ya –pidió ella en un jadeo.

Antonio ya se había sacado su polla, no tan egregia como la del macho que estaba a punto de zambullirse en las humedades candentes de su novia. Y la acariciaba léntamente, saboreando su fantasía con una satisfacción extrema, pero sin querer adelantar el momento de su culminación.

Mientras tanto Petunia cogió la polla del otro con adoración y pidió (¡suplicó!) poder llevársela a la boca. La comió con ímpetu como nunca antes había hecho con ningún otro hombre, menos incluso con la de su querido Antonio. Éste la contemplaba con nuevos ojos y aquella visión de arrojo y dedicación lo hizo sentir a punto de explotar, por lo que tuvo que parar de inmediato, retardando el potente orgasmo que sentía venir.

El otro se cansó de que su miembro fuera lamido y venerado por la morena, le apartó la cara y bajó hasta su entrepierna, besando primero su monte de Venus, luego la parte interior de sus muslo y finalmente entrando su lengua de manera sutil en el interior de su vagina ígnea y mojada.

Antes de que ella pudiera correrse en un mar de infinitos flujos, el otro la embistió con su vigoroso instrumento, al tiempo que Antonio, sin contenerse, empezaba de nuevo a acariciar su hinchada polla.

Petunia terminó en un orgasmo tan profundo y húmedo como nunca antes había sentido. El fluido empezó a chorrear entre sus piernas mientras las palpitaciones de su vagina volvían al otro completamente loco, aunque siguió durante un buen rato más, hasta que ella volvió a sucumbir en otro potente clímax chorreante.

Antonio también se corrió antes que él, incapaz de aguantarlo por un minuto más, observando la escena con un placer y morbo no antes explorados por su cobardía de hombre conservador anclado a los estereotipos de su sociedad.

El macho alfa terminó inundándola de esperma, corriéndose dentro de ella, sin siquiera tener la decencia de haber preguntado antes. Así obraban los toros y embestidores profesionales; haciendo lo que sus instintos de animal salvaje demandan.

Este fue el principio de la exploración sexual de esta pareja en el mundo liberal; dejando atrás tabúes y adentrándose en un mundo de maravillosas y placenteras oportunidades.

No hay mejor final feliz que el de aquel que decide liberarse de las cadenas impuestas por un mundo reprimido.




Comments
7:35 pm Wednesday, 15th January, 2020

Muy bueno. hoy ba ser nuestra primera esperiencia .hay que rervio estoy muy ansiosa 

5:34 pm Thursday, 20th February, 2020

Wow.. Q delicia

4:42 pm Monday, 2nd March, 2020

Excelente relato me encanto

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