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Relato Erótico: LA VECINA

4:23 pm Monday, 15th July, 2019

La vecina de al lado se llamaba Maite y tenía el pelo más largo que había visto en su vida. Era de esas raras personas introvertidas y activistas que vivían en una burbuja constante. Sabía que estaba metida en algún tipo de grupo político feminista y siempre la había visto con aires de lesbiana encubierta. De tópicos vive la gente.



Un día, de repente, sin venir mucho a cuento, decidió que le gustaba, y tan resuelto como caliente, se propuso seducirla platónicamente.

Después de un año de la ruptura con la que fue su novia por más de 10 años, Álvaro había visto cómo su líbido había mermado, su autoestima había saltado a un abismo de oscuridad y su pasión se había esfumado como el humo del cigarro que fumaba ahora. Sentir un deseo tan repentino materializarse en la boca de su estómago y más allá de las fronteras de su entrepierna, lo hizo mirar confundido a la mujer que tomaba un café en la terracita del bar que había en el bajo del edificio donde vivían. Leía un libro, absorta y alejada del trajín urbano, mientras su cabellera ondeaba principesca sobre sus curvas. Lo había teñido de rojo caoba y destacaba sobre la palidez de una piel poco acostumbrada a salir a la intemperie. Tenía unos grandes y voluptuosos pechos, que no podía dejar de mirar.

Movida por un resorte invisible, alzó la vista justo hacia él, justo cuando se hallaba en la más esmerada contemplación de sus senos. Se encontraron las miradas. Fueron unos segundos violentos y deliciosos que disfrutó hasta que ella bajó la vista, apresurada, y volvió a la obcecada lectura de su libro.

Desde entonces, Álvaro no pudo dejar de hablar con ella con la mirada. Maite aleteaba sus pestañas, sin ser consciente, y el rubor cubría sus mejillas mientras se mordía los labios cada vez que lo veía. Puede que fueran las prisas o no sé qué dios del erotismo, pero juraría que ella lo deseaba de igual manera. Quizás fuera por el morbo de verla lejana y a la vez tan cerca. O de no saber siquiera su orientación sexual. Tal vez fuera porque era preferible inventarse historias pasajeras que enfrentarse a la realidad de una mujer. Lo cierto es que por las noches la imaginaba en su cama, al igual que él, tocándose y dejándose llevar… imaginándose que ella a su vez lo imaginaba a él; cómo la tocaba y se mojaba los dedos con la humedad tan abrasadora y sabrosa que emanaba de dentro. Entonces volvía a sentir la dureza de su miembro, después de un año de sequía y apatía rondando el desierto de sus venas.

Se la imaginó en tantas posiciones distintas, en tantos escenarios… De alguna manera empezó a desligarla de su realidad y a considerar si los demiurgos de su universo la habían convertido en musa. A veces era tanto el deseo que sentía, que empezó a correr a las mañanas temprano para deshacerse de la tormenta que atenazaba sus instintos más salvajes. Discernir de la realidad, el deseo y la fantasía se le hacía difícil. Ya no sabía si el rubor de ella se incrementaba cada día o era producto de su mente. Ya no sabía si los vestidos que llevaba puestos, hablaban de sus intenciones ocultas, transparentando cada una de sus curvas que antes habían aparecido poco expuestas bajo jerseys y camisetas holgadas. Ya no sabía si se mordía los labios porque deseaba desesperadamente devorar los suyos. Ya no sabía si estaba delirando o si ella se demoraba más veces en el rellano del piso con la sóla intención de verlo.

Y es que hablar con la mirada es una tarea ardua que pocos saben cómo hacer bien. Él empezó a manejarse bien con ese lenguaje secreto.

Hasta que un día terminó casi de la misma manera que todo empezó, mientras fumaba su cigarro de sobremesa y la observaba escondido tras la taza de café al tiempo que ella leía su libro, tomaba notas de vez en cuando y lo miraba de soslayo. De repente recogió sus cosas precipitadamente y se alejó dejándolo en mitad de su contemplación. Suspiró resignado y apuró su café para irse a casa y aliviar su frustración. Sin embargo se fijó que ella había dejado su libro olvidado en la mesa. Su corazón empezó a tamborilear, desgastado por el esfuerzo extra que había empezado a hacer esos días.

Lo cogió, como quien coje un tesoro y lo llevó a su guarida, dispuesto a trazar el plan más pornográfico para devolvérselo. Sin embargo, cuando llegó a casa fue él quien se llevó una sorpresa. Leyó el título del libro: “Memorias de un náufrago”; un libro corto escrito por el afamado Gabriel García Márquez. Se quedó chafado esperando un ejemplar de novela erótica o un título un poco más evocador, que le diese sentido a las señales perdidas que creía ver en ella. Suspiró y abrió sus páginas, deseando que alguna contuviese alguna palabra secreta. Pero no sólo encontró éso, sino que una hoja acabó cayendo a sus pies. La recogió y empezó a leer, perplejo, la apretada caligrafía de su musa pelirroja:


Querido vecino,

Sé que vas a leer esto porque sé que me miras todos los días. Sé que después de apurar tu café, una vez me haya ido, vas a coger el libro que habré dejado premeditamente encima de la mesa porque quiero que leas esto. Ya no sé cómo decirlo sin palabras, pero te deseo tanto que estoy consumida en mil infiernos de lujuria.

Quiero que una vez acabes de leer esto, te dirijas a la puerta de mi casa y toques la puerta. Dos golpes, fuertes y secos. Suficientes. Y sin mediar palabra, quiero que me mires con la misma intensidad con la que lo haces siempre, sin embargo, ahora sabiendo que vas a poder por fin cumplir lo que más anhelas. Quiero que tus manos aferren mi cuerpo y aprieten mis caderas sobre las tuyas, de manera que pueda notar la terrible erección que se aprieta en tus pantalones. Quiero que me agarres del pelo y me des el beso más hambriento de todos cuantos hayas dado, porque sé que deseas tanto mi labios como yo los tuyos. Y en tu deseo animal me los muerdas, salvaje, mientras humedeces mi boca con tu lengua. Yo bajaré con mi mano hacia tu entrepierna y buscaré con desesperación tu miembro, duro y dispuesto, mientras tú me arrancas la ropa de piel y te encuentras con mi lencería de raso y encaje negro. Despejarás tu boca de la mía y con tus amplias manos bajarás a mis pechos y me los apretarás con premura. Surcando tus dedos sobre el material delicado de la tela, bajarás tu boca y lamerás mis pezones mientras yo sollozo de placer. Yo ya habré abierto la cremallera de tus pantalones y tocado la solidez rígida de tu polla. Me encantará sentir su tacto candente sobre mi piel, en cuanto la libere de su confinamiento. Te quitaré la camisa de un golpe. Me morderás en el cuello y surcarás con tu lengua esa zona erógena peculiar que tengo. Yo bajaré con mi lengua por tu torso, con lentitud, mordiendo y lamiendo todo el recorrido hasta llegar a la punta de tu miembro. Recorreré tu polla con mi lengua. La acariciaré, besaré, tocaré… Hasta que no puedas aguantarte. Entonces me cojerás en brazos y me llevarás al salón, donde me tirarás salvajemente en los cojines. Me arrancarás lo último que llevo puesto y bajarás, presto, a mi coño, el cual encontrarás extremadamente húmedo y placenteramente sensible. Me probarás por dentro, lamiendo tú también, adorando cada rincón. Hasta que cuando esté apunto de venirme, te pediré que pares y me folles, y entres con tu polla rígida dentro de mí, de esa manera salvaje que te estás imaginando ahora mismo.

Deseo tanto, tanto, tanto que lo hagas…. sentirte y apretarte dentro. Deseo tanto que después de que me lleves al orgasmo, te corras dentro de mí y me llenes de ti. Quiero quedarme impregnada de tu olor, de tu sabor y de tu esencia. Quiero correrme una y otra vez con tu miembro dentro de mí, para que puedas sentir cada espasmo de placer, y toda la humedad chorreando sobre mis muslos y tu polla.

Luego, cuando acabemos agotados, te vestirás con parsimonia, sin dejar de mirarme, en silencio. Y en silencio me darás un suave beso en los labios. Y en silencio, así, con la mirada, te despidirás, pero con la promesa dibujada en tus ojos de que volverás y lo haremos de nuevo.”

La nota funcionó como profecía, como quien escribe en el destino su futuro más próximo, como quien juega a ser diosa y dueña del azar . Siguiendo al pie de la letra sus indicaciones, se dispuso a cumplir con el designio asignado.





Comments
5:06 pm Wednesday, 17th July, 2019

Una fantasia que todo hombre desearia

11:17 pm Wednesday, 17th July, 2019

Me gusta, sigue asi

12:32 am Thursday, 18th July, 2019

Vecinas✌️

2:06 am Friday, 19th July, 2019

Me gustó la forma y fondo del relato. Invita a soltar la imaginación, y a planear algo delicioso con alguna de las chicas que encontramos en el blog.

6:16 am Friday, 19th July, 2019

👍👍👍👍👍😍😍😍😍

4:26 am Monday, 22nd July, 2019

faltan oos eroticos ,cogiend ,mamandofalos ,patas levantads posiciones , mamadae etc. por favor crearlos

4:28 am Monday, 22nd July, 2019

hacer relatos finos  concursosde parajas y una galeria

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