Mi álbum de fotos especiales

Muchas noches, cuando salgo de la parroquia, llevo conmigo mi cámara de fotos. Deambulo por las calles estrechas y milenarias del casco antiguo a la espera de encontrar aquella instantánea diferente que merezca entrar en mi álbum de fotos especiales o, cuando no es así, recurro a Lola.Busco entre fachadas gastadas por el tiempo la poca vida que ofrecen sus portales, entradas de lupanares minúsculos. Mujeres semi-desnudas fumando o bebiendo, otras, apostadas junto a inmóviles farolas a la espera de clientes, me siguen con sus ojos. Yo busco a Lola, una lumi de casta, ejerce desde hace mucho, mucho tiempo. Es dueña de un cuerpo sensacional y de una intensa mirada felina. No me cuesta mucho convencerla para que me acompañe, un billete de 100 compra su voluntad y saber posar. Pasamos por delante de una fuente, las tres Gracias, una de las que regaló un ilustre inglés a la ciudad hace siglos. Le digo que se suba la falda y deje al descubierto toda la almeja. Después se descubra el pecho y de un beso a una de las gracias; mientras sube uno de sus pies sobre la fuente. Parece una escaladora… sexy. La fotografía me ha quedado bien, a la primera. Subimos unas calles más y llegamos a la parte posterior de la Catedral. Le digo a Lola que deseo hacerle una fotografía, des-nuda, debajo de una de las gárgolas que allí se ubican. Tiene la cabeza de águila y saca la len-gua a todo el que la contempla. Le indico que debe des-nudarse, completamente, y mirar hacia arriba la cabeza del animal mientras lo toca con sus manos. Lo preparamos todo y, en pocos minutos, ya tengo mi nueva foto especial. Seguimos caminando y llegamos a una plaza donde una señal de prohibición no permite la carga y descarga. Le digo a Lola que tache “carga y descarga“, y que escriba, con su pinta labios: “Prohibida la entrada a las pu-tas”. Después, ella se des-nuda y yo, me planto a su lado con sotana y alzacuello. La cámara, desde el suelo, dispara y nos inmortaliza. Noche productiva, sin duda alguna, una noche para dormir en compañía; porque la carne es débil… herman@s.

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