Un día quise dar una sorpresa a mi mejor amigo, tenía ya diecisiete años. Con él había tenido alguna conversación sobre el tema de la transexualidad, pero sin decirle que mi intención era en un futuro poder convertirme en una chica. En las conversaciones le llegue a decir que no podría reconocer a un chico conocido transformado en una chica.
Quede en un bar cercano a mi casa, que cerraba bastante tarde, a las diez de la noche, mis padres se encontraban fuera de casa en nuestra casa de campo y no volverían hasta la mañana siguiente. La chica que trabajaba en casa le propuse que saliera esa tarde con su novio y que no volviera hasta la mañana siguiente antes de la llegada de mis padres que estaba prevista para las once de la mañana.
A las siete de la tarde comencé a arreglarme, lentamente me depilé el poco vello que tenía en el cuerpo, axilas y zona testicular, dejando la zona que desde muy pequeño me dejaba sin depilar sobre el pene. A continuación, después de ducharme, prepare un baño relajante de espuma perfumado, al salir mi cuerpo rezumaba un perfume muy agradable que excitaba a cualquiera.
Me esmere en el maquillaje, con tonos algo más fuertes que en otras ocasiones. Había comprado unas lentillas de colores que cambiaban el color y la expresión de los ojos, utilice las que más me gustaban y mejor me sentaban, unas de color gris. El maquillaje iba cambiando la forma de mi rostro transformándolo en el de una preciosa adolescente, había destacado los ojos con tonos bastante atrevidos, pero muy combinados y nada exagerados. La máscara de las pestañas aumento su volumen y forma. Las braguitas que había escogido para la ocasión eran tipo tanga, sujetaban perfectamente mi pene, pero en esta ocasión como me encontraba bastante excitado opte por masturbarme para que no se notara el mismo a través del vestido que me iba a poner que era muy ajustado.
Los pantis se deslizaron por mis piernas perfectamente depiladas como un guante, dándolas forma. Utilice un corsé que me había comprado para disminuir mi cintura y levantar el poco pecho que tenía. El sujetador se amoldo al contorno de mi pecho y tomo forma al introducir en su interior dos prótesis de silicona que también había comprado últimamente discretamente a través de Internet.
Al ponerme el vestido sentí una rara sensación, fue como el principio de una nueva forma de vivir, iba a mi primera cita con un chico. El vestido se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, los finos tirantes dejaban al descubierto mis hombros y mi silueta era la de una bella adolescente. A continuación, me coloque la peluca ajustándola a mi cabeza comenzándola a darle forma y volumen. El color castaño rojizo que tenía destacaba mi rostro perfectamente maquillado, al acabar de peinarme, rocié con un poco de laca el peinado. Sentada en la mesa, comencé a colocarme las uñas postizas que había comprado para este momento, después de limarlas con mucho cuidado, aplique la laca de uñas del mismo color que la barra de labios. Me miraba una y otra vez en el espejo de la habitación de mis padres y no podía dar crédito a lo que en él se reflejaba, una preciosa chica como la que a mí me gustaría ser.
Eran ya las nueve cuarenta y cinco y me encontraba totalmente decidida a dar el paso de contar a un gran amigo mis intenciones futuras. Perfile mis labios y los rellene con la barra de labios que también había comprado para esta ocasión, aplique un poco de rubor en mis mejillas y finalice el mejor maquillaje que había hecho hasta la fecha. Metí en el bolso la barra de labios, el maquillaje en polvo, el perfume, un paquete de pañuelos de papel, un monedero, las llaves de casa y mi documentación. Tome del armario una chaqueta, me calce unos preciosos zapatos de tacón que hacían juego con el bolso y después de volver a mirarme de nuevo en el espejo inicie una nueva experiencia como una chica. Baje las escaleras procurando no hacer mucho ruido con los tacones, hasta llegar al descansillo del portal, tome aire y decididamente me dirigí al portal bajando las escaleras que lo separaban de la calle. Cuando me encontraba a la mitad, una persona entraba desde la calle, era uno de los vecinos de la casa, amigo de mis padres. Estaba tan seguro que no me reconocería que me dirigí resueltamente hacía la puerta, me dejo pasar sujetando la puerta y saludándome.
Le sonreí contestándole pausadamente con una voz que ni yo mismo podía entender de donde salió. Ya en la calle pasé por la casa de repuestos, sonreí al muchacho que siempre salía cuando pasaba por delante de la tienda, me siguió durante un buen rato regalándome los oídos con bonitas palabras sobre mi cuerpo.
Al llegar al bar, mi amigo se encontraba en una de las esquinas del mismo, había además otra persona y una pareja sentada en una de las mesas. Abrí la puerta y decidido me senté entre mi amigo y la otra persona que se encontraba también en la barra, sin ningún miedo pedí al camarero un refresco, la voz volvió a salirme como la de una chica. Al sentarme en el taburete, la falda se subió más de la cuenta bajándomela como había practicado tantas veces en mi casa. Mi amigo no hacía más que mirarme, parecía que le gustaba y no me había reconocido, el otro hombre que se encontraba también en la barra le sucedía lo mismo. Por fin mi amigo se decidió a entablar una conversación. Al principio no le hice caso, pero poco a poco fue acercándose y entablamos una conversación. No podía entender como había cambiado mi voz tan rápidamente, era seguramente fruto de la entonación que pretendía fuera lo más pausada posible y de las practicas que realizaba en casa. Eran las once de la noche y mi amigo no hacía más que mirar su reloj, ante esa insistencia le pregunte si esperaba a alguien, me dijo que a un amigo, pero que había pasado ya una hora y seguramente no vendría. Intente que me contara sus intenciones sobre su cita, pero solo me dijo que era su mejor amigo y que quería decirle esa noche un secreto que no sabía nadie sobre él. Seguí intentando sonsacarle más información, cada vez me contaba alguna cosa más, hasta que, en un momento, me miro a los ojos y exclamo, " no me lo puedo creer", eres tú, mi amigo Carlos, le mire y le indique que no lo dijera muy alto.
Me miraba una y otra vez y repetía la frase "no me lo puedo creer", eres una preciosa chica con un precioso cuerpo. Me levante de la silla y le pregunte si le apetecía dar una vuelta, pago las consumiciones y nos fuimos del bar, me abrió la puerta y en ese momento me considere toda una mujer como me estaba considerando mi amigo Luis. Ya en la calle le agarre del brazo paseando por la calle como una pareja más. Me confeso que intento ligarme para irse conmigo y dejar a su amigo que tardaba en llegar, cuales eran en ese momento tus intenciones pregunte. Me dijo que llevarme a su casa a tomar una copa y lo que se terciase.
Armada de valor y le dije que porque no íbamos a su casa como pretendía, me miro y acepto. Subimos en su coche y nos dirigimos a su casa, era un pequeño apartamento, muy bien decorado. No sabía lo que iba a pasar, pero estaba decidida a todo. Nos sentamos en el salón, me preparo una copa y puso una música muy melodiosa, colocándose en un sillón frente a mí. Su curiosidad era cada vez mayor, quería saber cómo había llegado a convertirme en la chica que era en ese momento. Todas las preguntas las respondía con la sinceridad de un amigo que ha contado su secreto a otro. Cada vez le veía más excitado, mi presencia mi olor y mi forma de hablar y expresarme le gustaba. A una de sus preguntas sobre mis manos, le dije que se sentara junto a mí para poder verlas más de cerca y tocarlas. Tenía unos anillos en dos de los dedos de la mano derecha y otro en la izquierda. Al sentarse a mi lado, me tomo la mano e instintivamente la beso, un escalofrió recorrió mi cuerpo. Hice intención de retirar la mano, pero me la sujeto muy amablemente pidiéndome perdón. En ese momento hice lo que me estaba pidiendo el cuerpo, besarle. Se quedó unos instantes paralizado, pero se acercó un poco más y me respondió con otro beso, abrí mi boca y su lengua se introdujo en el interior recorriéndola completamente buscando la mía con la que se entrelazo.
Al soltarme mi mano se deslizó hacía su bragueta, notando su miembro muy excitado. Con mucha tranquilidad comencé a desabrocharle el pantalón y sin saber cómo me encontré acariciando el miembro de mi amigo Luis. No creía lo que estaba pasando, como había llegado a ese extremo, pero también sin darme cuenta estaba introduciendo ese hermoso miembro dentro de mi boca. Notaba como latía en mi interior y como la lengua se deslizaba por todo él, sin dejar ningún lugar sin lamer. Era la primera vez que lo hacía, pero parecía que lo había hecho en innumerables ocasiones. Cada vez era mayor el ritmo con el que entraba y salía de mi boca, hasta que note que algo iba a pasar, un chorro de semen choco contra mi garganta. Su sabor era algo dulce y viscoso, nada desagradable. El ritmo era cada vez mayor, notaba como disfrutaba y yo me sentía feliz, haciendo feliz a mi amigo como una chica.
Poco a poco fui pasando mi lengua por cada parte de su pene, limpiándolo totalmente, se encontraba destrozado y no sabía que decir, quería que yo disfrutara como él lo había hecho. Miré el reloj y le dije que otro día volveríamos a hacerlo más tranquilos y durante más tiempo, que tenía que irme a mi casa porque eran ya casi las tres de la madrugada. Pase al baño para retocarme el maquillaje, pintarme los labios y arreglarme un poco el pelo. Me acompaño hasta mi casa en su coche, despidiéndonos con un beso en el portal de mi casa, ante la mirada del muchacho del taller de ruedas. Subí las escaleras moviéndome sensualmente y muy feliz por la noche que había pasado, tome el ascensor, pulse el piso de mis padres y espere a que llegara a su destino, mirándome coquetamente en el espejo del ascensor.
7:27 pm Tuesday, 21st December, 2021
me ha encantado |