Como ya les he contado, acostumbro a escaparme para hacer cosas locas. Esta vez fue en Cali. Desde hace tiempo venía charlando con la que fuera mi primera novia, una chica gordita pero con un rostro lindo, unos senos y un culo maravillosos. Y al igual que yo, casada. Ella me ha contado muchas veces que le pasa igual que a mí, la vida sexual con su esposo no satisface sus gustos. Así que en uno de mis viajes, cuadramos un encuentro.
Recuerdo que llegué un sábado a medio día, y caí fundido. Al despertar, encontré dos llamadas de ella a ver si nos encontrábamos al fin o no. Ya descansado, me duché y salí a nuestro encuentro. Al pasar a recogerla, no estábamos seguros de hacerlo, ella dijo que iba donde yo dijera, así que le dije al taxista que nos llevara a Bosanova, sobre la autopista sur. Llegamos al sitio, entramos a la habitación. Un espacio blanco, amplio, con una cama king size, tv y una silla del amor, que parece el logo de movistar, jajaja.
Mientras charlábamos, recordé que había sido mi primera experiencia en el amor, algo que sirvió para relajarnos y dar rienda suelta a la locura. Comenzamos a besarnos mientras mis manos juguetonas se fueron directo a sus enormes senos. Ella solo sonrió y respondió el gesto acariciando mi pene por encima de la ropa. Luego se acostó sobre la cama y yo me acomodé sobre ella. Besé sus labios, su cuello, sus orejas, mientras mis manos abrieron su brasier por debajo de la blusa. Al sentirlo, ella se sentó de nuevo y se quitó la blusa y el brasier. !Oh manjar de los dioses! Unos senos enormes, con grandes oreolas. Los observé, acaricié y bese mientras ella me miraba con orgullo y felicidad. Acto seguido, mis manos bajaron a su cola y su entrepierna, y por encima del jean acaricié su cuerpo delicioso. Entonces se paró, con sus manos abrió mi pantalón y comenzó a chupar mi pene muy suavemente. Casi no sentía, así que le pedí que fuera más efusiva. Y lo fue, mi pene fue succionado de una forma tremenda.
Luego nos paramos y continuamos desvistiéndonos. Al verla en tangas, me fuí directo a morder sus nalgas, mientras ella rió por la impresión que le dió mi actuar. De ahí, la llevé a la cama, acomodándola en cuatro y comencé a lamer su vagina muy húmeda y su ano. Cuando estaba bien húmeda decidí meter mi pene y un gemido fuerte salió, seguido de otro y otro más.
Durante un rato cambiamos de poses, sobre la cama, frente a esta, pero falta la silla. La llevé ahí, ella se recostó boca abajo y continué penetrándola mientras mi índice de la mano derecha entraba en su ano. Ella gemía y gemía. Hasta que me vine. Ella se volteó, retiró el condón y le dio una probada a mi leche. Descansamos un rato, charlamos, nos besamos, pero queríamos más, y como ella me había dicho que se puede venir a chorros, comencé a masajear su clítoris e introducir mis dedos en su vagina. Para dejarla respirar y alargar el momento, paré y chupé su clítoris cada tanto. Y cuando menos lo esperaba salió un chorro como una llave que tiene mucha presión y es abierta dejando mojado todo alrededor.
Ese chorro brotó un par de veces con lo cual me di el gusto de tomar sus jugos deliciosos. En ese momento me sentí realizado, era la primera vez que lograba tal proeza. A cambio ella me pidió que la penetrara, y yo muy obediente lo hice. La puse en cuatro y me introduje como más energía que al principio. Estaba motivado, quería más, y lo logré. Ella se vino a chorros otra vez y otra vez, hasta quedar agotada. La cama estaba mojada, jajaja. Que pena con las aseadoras del motel.De ahí nos metimos a la ducha, nos besamos, acariciamos, y la llevé a donde nos habíamos encontrado.
Al despedirme, quedamos en repetir, y terminé diciendo !Eres una multiorgásmica deliciosa! Lo repetimos otras veces más, que espero contarles proximamente, solo diré que ella contó sus numerosas corridas.