La mejor manera de desear buenos días

Todavía no has acabado de salir del delicioso sopor que acompaña las primeras sensaciones del despertar. Te fuiste a dormir sola, pero ahora tienes la sensación de que no lo estás.


Me he deslizado entre las sábanas mientras tu descansabas, profundamente dormida. Me he quedado a tu lado, pegado a tu cuerpo. He intuido tu aroma y el tacto de tu piel en silencio, ahora, con las primeras luces del día, ha llegado el momento de descubrirlos, de gozarlos, de hacerte sentir mi presencia, es la hora de regalarte el más delicioso despertar.


Todavía con los sentidos embotados por el sueño, percibes la sensación de una delicada presión en tus rodillas, una leve fuerza te invita a abrir las piernas, que obedeciendo a tu instinto se separan lentamente.


Sientes como un cálido aliento cae sobre tu sexo, provocándote una deliciosa sensación de calor, un agradable placer que te hace abrir todavía más las piernas, deseando que esta sensación sea más notoria, más viva, más intensa… Sientes una tierna y húmeda caricia que recorre tu vulva en sentido ascendente, abriendo delicadamente los labios de tu sexo. Todavía entre sueños sientes un sutil, dulce, cálido y húmedo roce sobre tu vulva… algo la humedece deliciosamente, al tiempo que tu propio sexo empieza a destilar incontenible humedad.


Te gusta. Todavía no eres consciente de lo que está sucediendo, estás relajada, envuelta por el dulce sopor del sueño y por unas agradables sensaciones en tu sexo que, poco a poco, van despertando tus sentidos.


Ahora sientes una suave caricia ascendente en tus dos muslos, y un delicioso hormigueo en tu sexo... Ahora está húmedo, cada vez más. Todavía no eres capaz de pensar, sólo sientes…


Mis labios toman tu sexo, lo aspiran delicadamente, creando una sensación de vacío en él que te hace estremecer, que te hace arquear levemente la espalda… Ahora es cuando mi lengua se desliza decididamente en el interior de tu sexo, deleitándose con tu sabor. Mis labios se acoplan a los tuyos y mi lengua frota inquieta las paredes de tu sexo, regalándote una deliciosa sensación de creciente placer.


Tu cerebro, todavía adormilado, empieza a reaccionar a los placenteros estímulos que tu sexo está recibiendo. Tus muslos se abren más, tu sexo empieza a licuarse, tus músculos empiezan a actuar. Inconscientemente alzas tus nalgas, lanzando tu sexo contra mis labios… Aprovecho para tomarlas entre mis manos, enterrando totalmente mi cabeza entre sus piernas, clavando mis dedos en tus suaves nalgas.


Ahora tus muslos descansan sobre mis hombros, está decidido, sí, ahora te haré despertar… Mis labios toman tu clítoris y lo chupetean dulcemente, mientras mis dedos empiezan a ejercer presión sobre tus nalgas. Ahora empiezas a percibirlo todo más nítidamente, empiezas a salir del sueño con tu sexo amarado de fluidos, con tu garganta emitiendo ahogados gemidos y suspiros. Quieres saber qué está ocurriendo entre tus muslos… bajas tus manos y tropiezas con mis cabellos, con mi cabeza.


Solamente un instante de duda, de indecisión, de sorpresa. Sonríes, vuelves a cerrar los ojos y aprietas delicadamente mi cabeza, enterrándola más entre tus muslos, en una petición que entiendo muy complacido.


Siento como tus muslos de seda acarician mis mejillas. Me encanta su tacto suave, cálido, dulce. Me encanta tu sabor de mujer, hoy serás mi más sensual desayuno.


Mis labios toman tu vulva, aspiro creando una deliciosa sensación de vacío en tu sexo. Noto como tus dedos se enredan en mis cabellos, acariciando mi cabeza. Lamo tus labios, los chupeteo goloso, estirando alternativamente de ellos con mis labios. Hago resbalar mi lengua entre ellos, entrando y saliendo de tu sexo, la hago subir, abriéndolo hasta llegar a tu clítoris. Lo chupo, le doy tiernos y dulces golpes con mi lengua. Lo siento duro, caliente, sediento de sensaciones.


Tomo tu clítoris entre mis labios, clavo mis dedos en tus rotundas nalgas y empiezo chuparlo con más intensidad. Siento como tu cuerpo se agita, como tus caderas empiezan a moverse, acoplándose al ritmo de mi boca. Aprietas mi cabeza con ambas manos… abres las piernas más y más, haciéndome sitio… deseas más y más… y yo quiero dártelo.


Tu sexo está completamente empapado… suspiras, gimes, te agitas… mis labios y mi lengua torturan tu clítoris cada vez más intensamente… dejo resbalar dos dedos dentro de ti, haciéndolos girar en tu interior, rozando intensamente las paredes de tu coño empapado que se contrae instintivamente para sentir más y más.


Tus caderas no pueden detenerse, las agitas descontroladamente, invadida por el placer… mis manos se clavan en tus nalgas, mientras mis labios y mi lengua lamen y chupan frenéticamente tu clítoris encendido. Tu espalda se arquea, se tensa, estás a punto de venirte en mis labios… y eso es exactamente lo que deseo ahora.


Suspiras, gimes, gritas… tu orgasmo es inminente, un golpe de cadera, otro… otro… Lanzas tu sexo con fuerza contra mis labios… uno más y te quedas inmóvil, tu sexo incrustado en mi boca… siento como te derramas, como tu placer baña mis labios, como tu corrida inunda mi boca, siento como tus músculos empiezan a relajarse lentamente, después del reparador orgasmo…


Buenos días…!!! 😉

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