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Inesperado desliz pandémico

5:20 am Wednesday, 5th May, 2021

En lo más álgido de la segunda ola de la pandemia, cuando Santiago entero quedó en cuarentena, tuve la oportunidad de darme un recreo inesperado junto a una amiga tan caliente, deseosa y hastiada del encierro como yo.


Tras varias semanas de pega agobiante, donde la desconexión digital parecía un mal chiste, la laptop del trabajo murió, su disco duro no quiso seguir jugando. El maldito computador me abandonó justo en vísperas de un finde clave, que debía ser de puro trabajo. Maldije mi suerte, justo cuando más necesitaba el equipo, me quedé de brazos cruzados. Contacté al área de soporte tecnológico, para que me diesen una solución, quienes por la antigüedad del equipo y síntomas, determinarían asignarse uno nuevo. Insistí en la urgencia del reemplazo y me indicaron que para acelerar la entrega, debería retirarlo personalmente en el centro el siguiente martes.


Le comenté la situación a una amiga que conocí aquí, con la Michi platicamos regularmente. Ella me propuso ver el vaso medio lleno. Me había ganado una excusa y un pase libre para salir de casa y ella podría reunirse conmigo para caminar y conversar un rato. Para ser honesto, lo único que pasaba por mi mente era su cuello cosquilloso, que en cuanto cae víctima de mis besos, le saca unas risitas tiernas y juguetonas.


Llegó el día martes y a las 9:00 en punto estaba en el centro cambiando el equipo. El trámite demoró un rato, en el que impaciente pensaba en reunirnos. terminado el trámite, avise que estaba listo.


Nos reunimos frente al teatro municipal. La emoción era mutua y evidente, la ví casi correr en cuanto me divisó y la mascarilla ocultó mi sonrisa. Nos contuvimos en el saludo, guardando la compostura que exige la convivencia en cuarentena. Caminamos conversamos de la vida, de su hijo y de los míos, de la familia y la pega hasta llegar al estacionamiento donde había dejado el auto. Habíamos acordado que la dejaría en su Depa antes de retornar a casa. Bajamos hasta el subterráneo, el vehículo estaba en un lugar relativamente oscuro y por lo que me pareció, a salvo de las cámaras de seguridad.


Llegamos al auto, le abrí la puerta del pasajero y apenas estuvo a bordo, subí con ella, deslice el asiento hacia atrás, recline el respaldo y me abalance sobre su cuerpo. Michi no opuso ninguna resistencia, era como lo estuviese esperando, deseosa se entregó a mis avances. Nos besamos mucho, con toda la furia del deseo acumulado en tantas semanas de abstinencia. Sin pensarlo mucho y casi dirigidas por la memoria muscular de haber quitado muchos pantalones, mis manos intentaban quitarle los jeans, que apenas logré dejar en sus rodillas. A esas alturas, ya habían volado zapatos, su polera casi al cuello y mi pantalón y calzoncillos en el volante.


El espacio se hacía incómodo e insuficiente para mis pretensiones, así que le propuse pasarnos al asiento trasero, cual par de adolescentes. Ella grácil y pequeña pasó rápida y ágilmente entre los asientos y se recostó esperándome. Yo nalgas al aire, salí por la puerta delantera y subí atrás saltando sobre ella como una fiera hambrienta de su cuerpo.


Por fin terminé de quitarle esos jeans traviesos que se negaban a brindarme el acceso a su entrepierna. Ahora algo más cómodos, pude deleitarme con sus besos, su cuello y sus pechos. Mis dedos recorrían el camino hacia los labios entre sus piernas. Estaba apenas húmeda, así que me dispuse a masturbarla, a lo que respondió agarrándome el pene y regresándome el favor entre tenues y sutiles gemidos. Poco a poco mi mano se fue empapando de su pasión mientras frotaba su jugosa entrepierna. Sumergí mi cabeza para succionarte el clítoris y lamer su vagina como si fuese la más deliciosa, dulce y lujuriosa golosina.


Los gemidos se intensificaron, justo cuando un auto cercano encendía el motor. Nos detuvimos instantáneamente, entre sorprendidos y un tanto sobresaltados por la idea de haber sido descubiertos sin haberlo notado. Los vidrios completamente empañados, me recordaron el carro en la bodega del Titanic. Tras el sobresalto, retome la tarea de excitar a la Michi curiosa que había caído nuevamente en mis manos. Ahora completamente mojada seguí jugando con su clítoris entre mis labios, mientras mis dedos la invadieron. Uno primero, luego dos, sus gemidos ya no tenían recato alguno, tres dedos dentro y al cuarto me pidió parar. La miré a los ojos y su rostro entero parecía suplicar que la tomara. Escale su geografía hasta llegar nuevamente a sus pechos generosos, que apreté con fuerza mientras mi miembro se abría camino hacia el delicioso calor de sus entrañas y nuestra mutua satisfacción.


Fue un encuentro sin planificación alguna, incómodo y absolutamente anti-glamoroso, pero extrañamente excitante ; )



Comments
7:06 am Friday, 14th May, 2021

¿Cuándo escribirás algo de nuestra historia?, o juntémonos para que tengas material reciente. Me encantaba que me robases la lengua.

3:48 pm Monday, 22nd November, 2021

Wauuuu...eso fue hermoso 

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Amo a mi mujer, pero me gusta gozar lo que ella no es capaz de disfrutar. Soy un hombre maduro, dominante, discreto, lujurioso y experimentado, en busca de amiga dispuesta a ser seducida en un juego ardiente, lleno de besos y risas complices.


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