Unas curvas deliciosamente tentadoras

Tocar una curva es señal de peligro y muchas veces entumece todo. Y será por ello que me gusta verlas en mi desde siempre. Las curvas tienen su riesgo si se va deprisa, si bien es cierto que en el riesgo está el placer y no lo dice una mujer sin curvas...

Las curvas conjugan muy bien con agarrarse y no soltarse. Las hay abiertas y cerradas, parabólicas y elípticas, lentas y rápidas. Si pensamos en su entrada las hay a derechas y a izquierdas y aquí ya la cosa se complica si uno gusta de estar centrado. No es lo mismo atacarlas de frente y con determinación que hacerlo sopesando las fuerzas gravitacionales, la centrífuga y la centrípeta. Asi que piensa bien si quieres cogerte a ellas le dije...

Con la experiencia acumulada considero que es recomendable atacarlas con la velocidad, porque mis curvas pueden volverte loco y son muy peligrosas... Tan malo es ir muy deprisa como muy lento y siempre hay que evitar pisar el freno si ya estás dentro de ellas, estoy segura que no las dejarás una vez que me las tomes... Lo mejor siempre es entrar con precaución, sintiendo que la curva te traga y progresivamente incrementar la velocidad sin variar la trayectoria. Dentro de las curvas es esencial no levantar la vista y tampoco despistarse; las consecuencias por lo contrario suelen ser muy malas y correrás demasiados riesgos...volví a repetirle...

Le propuse ser políticamente correcto, ya que es propio de quien no aprecia el riesgo que supone girar a derechas e izquierdas y sin saber cómo coger mis curvas...

Hay quien viaja con orejeras, como los burros, y no mira más allá de lo que tiene delante. Para llegar hasta el final de trayecto hay que asumir que agarrarse bien, es siempre muy útil si las curvas obligan a dar algún que otro volantazo. Así que.... le propuse en cuanto lo vi....que las probara y así quedó....estrellado contra ellas... Lo que no sabía era que yo pretendía que chocase y se lamentase de haber conocido mis curvas...

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