En realidad lo que ocurrió aquellos dos días, comenzó en el Bronx, en esa mesa del fondo con su insinuante luz tenue en que se había ubicado para esperarme, después que nos diéramos tan lujurioso beso…todavía siento el delicioso sabor de su rouge en mis labios… Como ya conté, pedí unos tragos, mientras nos comíamos con nuestras miradas, fue en ese momento en que ella tomó la palabra y me contó la forma en que se había mojado mientras me leía, también me contó que se había tocado tanto que había tenido un orgasmo…podrán imaginarme cómo me iba poniendo con su relato…hubo un breve silencio, la desnudé con mi mirada y me dijo: “ahora mismo estoy toda mojada…y sabés una cosa: no me puse ropa interior”. Epa!, dije, sos más divina de lo que pensaba…yo estaba a punto de explotar, con el pié derecho me saqué el zapato izquierdo…mis dedos subieron suavemente por su pierna y fueron a buscar la dulzura de su clítoris…ella suspiró sensualmente, me dijo “te estoy amando”, y me correspondió con su pié rápidamente descalzo sobre mi erección…me acerqué por encima de los tragos y no pude detener mi impulso de besarla…ella tomó mi rostro entre sus manos…Era tan erótico todo, su sonrisa, sus suspiros, mi potencia y mi impotencia por querer más y más, que podríamos haber tenido un orgasmo allí mismo, con esas delicias que ocurrían debajo de su falda…entre mis piernas…fue entonces cuando dijo: “quiero más, más mi amor, penétrame ya”…nos fuimos futivamente, sin pagar siquiera, no podía contener mi erección, mi esperma urgente! Camino al hotel nos besamos, nos acariciamos, no podíamos despegarnos…había tanta química entre nuestros cuerpos que se tornaba desesperante poder tenernos desnudos…Cuando entramos al hotel, su líbido había subido tanto que intentó desnudarme antes de que siquiera cerráramos la puerta…La detuve, le dije: “amor, te había escrito lo que haríamos…comenzamos así?...Sin responderme, se dio vuelta, levantó sus brazos y los apoyó sobre la pared…su estrecha cintura, su vestido acampanado levantado mostrando parte de sus nalgas me hicieron estallar de lujuria…Me dijo: “amor, llevame a las estrellas”…Te llevaré al infinito, le respondí mientras besaba sus piés y mis labios subían por sus esbeltas piernas…Nunca, jamás, había bebido de un clítoris tan exquisito…ella no paraba de suspirar y de relatarme todo lo que estaba gozando… “hacés magia” me decía…”sólo afecto erótico”, le dije…Ella no pudo más, buscó afanosamente en mi pantalón, bajó mi cierre…tomó en sus manos mi erección, se movió graciosamente para poder besarla…fueron besos excelsos que sentí en mi sexo…no sé cómo iba todo tan sin tiempo que de pronto estaba todo mi sexo dentro suyo…sentí ese cuerpo completo…podía advertir sus latidos en su propia vagina…Mi erección fue mayor que nunca, quizás porque a la belleza de su cuerpo se sumaba la dulzura de su voz que me decía: “te siento todo dentro mío, me estás penetrando todo mi ser, te amo!”…”quiero darte todo, le dije, que me des todo tu ser, quiero que seamos UNO, quiero penetrar tu cola”…Inmediatamente se dio vuelta, acaricié sus pezones y los noté erectos, su sensibilidad había llegado a un extremo, podía acariciarla, besarla, hasta morderla…cuando subí a su grupa, comencé a introducir mi mano en su vagina…desde sus paredes sentía el movimiento de mi erección en su cola, sus gemidos fueron la gloria…”Por favor amor -me dijo- cuánto placer, quiero morir así, en tus brazos, con vos adentro”…sentí su grito orgásmico al tiempo en que explotaba mi esperma…y no pude más…Despertamos dos horas después…el relax había pasado…nos besamos con una pasión que ya estábamos excitados como si nunca hubiéramos hecho el amor…una sensación irrefrenable…imposible parar…comenzamos nuevamente…puero erotismo, besos, caricias, palabras…nos amamos intensamente durante otras dos horas…hasta un nuevo relax…y así pasaron los dos días en ese hotel, maravilloso sitio de la lujuria, el afecto, el erotismo…el mayor placer de los humanos…
