Luego de eso sin percatarme lo que sucedería después, pero sin haberlo planeado antes, ese mismo rincón se lleno de aun mas lujuria cuando empecé a emplear mi imaginación y es que en medio de los besos apasionados, note que había una especie de argolla clavada en la parte superior de la pared donde estábamos, por medio de la cual decidí amarrar la parte mas delgada de mi corbata y con la otra punta de la misma un amarre que había aprendido le amarre las dos manos prácticamente suspendiendo sus manos y brazos hacia arriba, ella cerro los ojos y me deleitaba al observar su rostro de excitación cada vez que le jalaba del cabello y mordía fuerte sus pezones y sus labios.
Así que me decidí por darle la vuelta y dejarla de espaldas y sin mas espera le baje el pantalón para deleitarme al observar su lencería en malla, al percatarme que era una chica traviesa y un poco masoquista que disfrutaba sentir un poco de castigo, sin mas espera decidí quitarme el cinturón para luego empezar a darle sus buenos azotes, para mi sorpresa no estaba equivocado entre mas rudo era azotándola ella mas gemía, su respiración agitada y excitada me demostraba que ella disfrutaba lo que le estaba haciendo, después de unos buenos azotes me agache para besar y acariciar sus nalgas y obvio para acariciar su sexo al tocar su vulva escondida dentro de su ropa interior me pude percatar de lo mojadita que ella ya estaba, no aguantaba mas y así como el corazón se me quería salir del pecho, mi miembro erecto quería salir de mi pantalón y darle unas buenas embestidas a Melanny, el siguiente paso era quitarle su ropa interior agacharme para hacerle un buen oral y bueno para ese entonces estaba decidido a hacerle el amor, pero desafortunadamente escuche personas que subían, para nuestra fortuna eran 2 personas que cargaban unos estantes pesados así que se demoraron en subir y alcance a subirle los pantalones y quitarle mi corbata de sus manos, lo único evidente fue nuestros rostros sonrojados y supongo que la atmosfera inundada del deseo que nos estaba quemando por dentro.
Ese fue nuestro primer romance y aventura que no se alcanzo a consumar en ese lugar de aquel edificio que lo convertimos por ese momento en nuestro rincón de la lujuria.