Tenía una sutil pista de por dónde te ibas a mover. Podía dejarme llevar por mi intuición y acercarme al centro comercial para rastrear tu pista. La tienda es grande y a esas horas apenas hay clientes. Incluso está todo ordenado.. lo cual no es nada habitual allí. Olfateando con discreción te vi. Al fondo. Ese vestido con florecitas campestres que no era rojo pero indudablemente pertenecía a Caperucita. A mi Caperucita. A pesar de los pocos datos que me habías dado podía reconocerte en tus movimientos. En tu forma de andar y en la expresión con la que juzgabas ese conjunto de ropa interior que en mi cabeza ya te veía puesto y que demoraría todo lo posible arrancarlo de un bocado.Me acerqué sigiloso por detrás. Quería seguir disfrutando de los movimientos de mi presa. Saboreando cada gesto y la textura y brillo de piel. El movimiento de tu pelo. De las formas de tu cuerpo bajo ese vestido primaveral.Di la vuelta para acercarme al expositor delante del tuyo. Disimuladamente me dejé ver sin mirarte, sin interactuar contigo. Quería que supieras que el Lobo andaba cerca y tras tu pista. Juraría que pude oler tu nerviosismo controlado. Ese casi imperceptible cambio en la fluidez de tus movimientos.Volví a rodear a mi presa para colocarme con el viento de cara y que no detectaras mi acecho, la proximidad de mi mirada y mis garras. Hasta llegar a unos centímetros de tu espalda y lanzar el primer mordisco...
-“Deberías probarte ese conjunto para asegurarte de lo sexy que vas a estar”
A dos dedos de tu oido te susurré con voz firme, grave.
Y comencé a desplazarme hasta los probadores.Amplios, numerosos, discretos y con una luz cálida y matizada. El suelo de moqueta y las pesadas cortinas de cada cubículo amortiguaban los sonidos. La práctica ausencia de clientes y la actividad distraída de los trabajadores facilitaban la situación.
Elegí un probador y te esperé dentro.. minuto y medio más tarde entraste en el de enfrente y cerraste la cortina rasgando lentamente la mirada intensa y traviesa que me dedicaste...El lobo sabe esperar su momento y lo hice el tiempo preciso para dejar que te pusieras el conjunto, que admirases el resultado y nuevamente el vestido. Te mirabas al espejo cuando me introduje en tu probador. A tu espalda, frente a ti y mirando tus ojos en el espejo.. esa intensidad.. esa sonrisa en tus labios revoltosos. Mis manos en tu cintura.. mis labios a milímetro y medio de tu oído. Mi pecho en tu espalda te muestra mi respiración algo agitada y mi cadera en tu culo evidencia mi excitación. -“Dónde vas tan bonita, Caperucita?”Mis manos bajan por tu cintura hasta tus caderas deslizándose suavemente. Recorriendo y reconociendo tus formas. Mi olfato se embriagaba de ti, mi mirada clavada en tus ojos y en tu cuerpo. En la piel de tus muslos que empezaba a descubrir levantando el vestido a la vez que mi cadera te guiaba en un contoneo lento. Sentir el contacto de mis manos en tu piel hizo que te estremecieras y girases tus labios en dirección a mi boca que se abría para comenzar a devorarte. El calor y sabor de tus besos enfureció al Lobo que no cesaba de recorrer tu cuerpo con sus manos buscando en cada curva de tu cuerpo la delicia de la presa alcanzada. En cada recodo de tu vientre, de tu pecho, de tu cuello..Levanté por completo el vestido hasta quitártelo.. por fin pude deleitarme y comprobar la deliciosa y apetitosa visión de ese conjunto realzando y sazonando la belleza turbadora de tu cuerpo. Me recreé en la vista que ante mi tenía. Siempre a tu espalda y atrapada por mis garras llevé mis dedos a tus labios para Introducirlos en tu boca. Mojándolos en ella.. maravillado de ver cómo lame y chupa Caperucita. Cambié dedos por lengua nuevamente y los llevé directamente hasta tu pubis para deslizar con el pulgar el elástico de la braguita abriendo camino al índice y corazón que se deslizaron por tus otros labios lentamente.. arriba y abajo.. lento.. con presión. Separándolos ligeramente para mojarse de nuevo en ti. Buscando tu botón para rodearlo y dibujar sencillas y excitantes formas a su alrededor. Introduciéndose a veces en tu cuerpo y apretando todo el mío contra ti.. comiendo tu boca ya a mordiscos que se aceleraban por momentos. Mi otra mano levantó tu pelo por la nuca y mi lengua te lamió desde ella, por toda tu espalda hasta tu cintura. Mis manos colocaron las tuyas apoyadas en el espejo y se deslizaron hasta tu cintura para bajar tus braguitas hasta las rodillas. Subieron nuevamente en camino de vuelta a tu culo para abrirlo bien y despejar el camino a mi lengua hasta tus labios. Al Sr. Lobo le encanta comer.. le excita, le provoca, le pone tremendamente cachondo dar placer y provocar excitación. Y te comió desde atrás con apetito voraz.. lamiendo tus labios y jugando a penetrarte con la lengua. Acercándose para acariciar tu cada vez más hinchado botón abriendo tus piernas, abriéndote con los dedos para comerte mejor. Subiendo hasta tu culo con la lengua deslizándose ancha por toda la vaguada en viaje de ida y vuelta.. Cada vez más mojada, cada vez más agitada y más caliente sintiendo mi boca y mi lengua dándote placer, chupando, lamiendo, saboreando. Jugando con mis dedos en tu clítoris hasta hacerte estremecer y arrancarte ahogados gemidos que apenas alcanzabas a controlar para no delatarnos...
La fiesta había comenzado.