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La simpleza del placer - Una noche inolvidable

5:06 pm Wednesday, 11th November, 2020

No quise avanzar más en esa conversación y minutos después, se puso a dar vueltas por el salón, hasta que se dirigió a las habitaciones y no sé si por lógica fue a la mía, que era la última. Viendo que tardaba más de lo normal, me acerque a la habitación y estaba en la cama completamente desnuda. Era una mujer descarada, con decisión, las que me gustan.

Al verme se puso a acariciar su coñito y me decía… —Llevo medio año consolidándome así, espero que me consueles mejor. —Me acerqué y mientras lo hacía me iba desnudando. Cuando me vio desnudo y empalmado hablo y casi estropea todo… —Madre mía, estás mejor surtido que mi marido, porque él… —Le dije que no me hablara mas de su marido salvo que la preguntara. Me puse en el costado de la cama diciéndole que a que esperaba. Se puso de rodillas y me empezó a comer la polla. Desde mi posición, se le veía una forma de culo muy bonita. Aunque no se veía al completo. Hacía muy bien la mamada, me agache, acaricie su culito y toque su coñito, estaba bien mojado. Acaricie la entra de su culito, respiro profundo y no se quejó, menos mal que no era de esas que se asustan e imaginaba que no era la primera vez que se lo hacían.

Me acosté en la cama y nos pusimos a hacer un 69 que empezó normal y acabo de forma bestial. Porque ella estaba arriba y cuando se fue poniendo al máximo, se apretaba contra mi boca, moviéndose como una culebra, de un lado para otro hasta que se corrió. Para hacerlo se quitó la polla de la boca y otra cosa que me gusto, no es que chillara, pero se vació para correrse, no se contuvo. Quería que la follara pero me dijo… —Te tienes que poner algo, porque ni tomo nada, ya no llevo el DIU y no me esperaba estar en esta situación… —Se la veía agitada, lo normal después de una buena corrida, me estire y de un cajón saqué un condón, se lo di para que me lo pusiera, se echó a reír diciéndome que jamás había puesto uno. No hacía falta que lo jurara, tardó un poco pero lo puso. Dudaba, sabía que era porque posición tomar, se tumbó boca arriba y era una visión perfecta de sus tetas y del resto de su cuerpo, no tenía ni un gramo de grasa, las tetas aunque no estaban rígidas, se veían perfectas, un pezón mas puntiagudo que grande, de color rosado.

Como seguía un poco nerviosa, cogí mi polla y se la pase por el coñito sin metérsela, logrando ver como cerraba y abría sus ojos, como lo hacía también con su boca. La cara de nervios de tensión, se le iba quitando y la cambiaba por una cara de excitación suprema. Ya se iba animando y trataba de cogerme por las caderas estirándose, para atraerme hacia ella. Se puso todo mucho más caliente cuando pegue mi polla a su clítoris, soltaba gemidos, era tan extensos como duraba mi polla en su clítoris. Una cosa curiosa fue que no nos habíamos besado, nos habíamos comido el coñito y la polla, pero ni un solo beso. Porque desde el principio me di cuenta de que no quería besos. Lo mejor de esta situación, es metérsela cuando menos se lo espera y así lo hice, porque se llevan una buena impresión cuando la metes y con Amparo no fue distinto.

“OOOOOHHHHHHHH… que bestia, pero que bueno, ahora si por favor, dale hasta agotarte lo necesito” y no la defraudé, observe que cuando me pegaba mas a ella, Amparo lo disfrutaba mas, por eso me quede más pegado. Era muy sutil y no me dejaba su boca a tiro, pero sí me comía su cuello, sus orejas y bien cachonda que se ponía. Note que se iba a correr y solo la putee un poco bajando el ritmo, me gusto su protesta con murmullos sin decir nada y cuando acabo de protestar me puse a tope embistiendola. Esta vez, se corrió más fuerte y apenas había acabado de correrse, tuvo dos corridas más seguidas. Donde fue el desparrame gritando, esta vez sí que fue potente. No baje el ritmo, porque me quería correr también y ella con un hilo de voz me preguntaba… —¿Es que no te cansas nunca? —ni la conteste estaba a lo mío, a punto de recibir mi placer.

Amparo empezó a decir… —Madre mía, madre mía… otra vez, no puede ser… AAAAAHHHHHHH… JODER DAME MAS FUERTE NO PARES…— y así fue hasta que empezó a correrse ella y poco después lo hice yo, empotrándola bien. Nos quedamos tumbados los dos boca arriba y le dio la risa y antes de que le preguntara el motivo… —Perdona que me ría, pero tú también debías de llevar tiempo sin meter, porque… ¿Has visto el condón? Porque lo estoy viendo en vivo y directo, que si no diría que había truco… tu con esa cantidad dejas a cualquiera preñada en la distancia, que bárbaro. —No hice ningún comentario a lo que había dicho y solo hablé cuando me preguntó si podía fumarse un cigarro.

Nos fuimos a la terraza. Me fui tal cual, completamente desnudo, con una toalla grande para ponerla en la hamaca. Ella se colocó una camisa mía. —Fíjate Carlos, nos acabamos de conocer, no sé nada de ti, salvo que no eres autónomo, no eres lo que dices. Lo mismo hasta eres un traficante o el hijo de alguien importante. No lo sé. Sin saber tu tampoco nada de mí y me has ayudado mas que nadie. —En algunos momentos, la vida se vuelve muy puta. Te jode por todos los sitios. No te acabas de recuperar de un hostiazo, te llega otra hostia y después otra… lo importante es saber aguantarlas y recuperarte, que algunas dejan cicatrices para toda la vida.
Tus cicatrices por ejemplo están ahora mismo en tus ojos, pero con el tiempo volverán a estar perfectos.

—Me da que tú has recibido unas cuantas. ¿Por eso estás en Valencia? ¿Huyes de algo? - Jajaja… Precisamente llegué a Valencia no huyendo. - Pero veo que te arrepientes de estar viviendo aquí o eso intuyo. No te gusta mi Valencia.

—Jajaja… no se trata de si me gusta o no me gusta. Me he encontrado con todo tipo de gente, pero me quedo con gente como Manuel y Macarena. Pero para responderte mejor toma nota de esta canción y la escuchas, “THIS CITY DE Sam Fischer” en ella tienes la respuesta a tu pregunta.

— Pero qué dice la canción… - Cuélate un poco. Tradúcela tú y si nos volvemos a ver… ya me contarás. Me empezó a detallar lo que le había ocurrido. No me apetecía oírlo, pero la escuché. Al final vino la gran pregunta… —¿Tu qué opinas? ¿Qué crees que debo hacer?, —me supo mal, no me pude contener y pegue una de las mayores carcajadas de mi vida… —JAJAJA… JAJAJA… a donde has venido a preguntar. Sabes ese refrán que dice… `Consejos vendo y para mí no tengo´, pues sería una incoherencia que yo te pudiera asesorar o contestar a esas preguntas. —Se le quedó la cara de no entenderme. Se levantó se acercó a mí y no me dijo nada se agacho y nos dimos un morreo que valía por todos los que no nos dimos esa noche y luego me dijo sonriente…

—Don Carlos… el hombre misterioso… jajaja y besa bien el condenado. — se fue a la barandilla de la terraza y decía que tenía buenas vistas. Le respondí entre risas que mejores vistas tenía yo, rápidamente supo a qué me refería y movió el culo un par de veces. Esos movimientos me provocaron lo justo para levantarme y colocarme detrás de ella. Subí la camisa para poder ver bien el culo. Apenas había luna, aun así se veía un buen culo. Me pegue del todo a ella, para ver lo que veía. Mi polla creció entre sus piernas y no nos decíamos nada. Me movía y con la ayuda de mi mano, apretaba la polla, para que rozara todo su coñito desde atrás hasta su clítoris. Le lograba sacar buenos jadeos. Su respiración aumentó ostensiblemente y sin pensárselo se la metí en el coñito, de momento no se quitó, pero me decía…

—Por favor sácala que contigo la marcha atrás es poco, que si echas solo la mitad que antes me dejas preñada seguro, no seas mal sácala.—Mi idea había sido solo mojarla, para lo que quería hacer y se la coloque en la entrada del culito. Se agarró bien a la barandilla y no dijo nada. Una vez que entro un poco, me agaché más y empecé a acariciar su clítoris. Me follaba su culito con paciencia y sin dejar abandonado su clítoris. Tenía metida la mitad de la polla más o menos, cuando me dice… —Ya puedes —y entendí lo que entendí, de un solo golpe de caderas le metí la polla de golpe, se le escapó un “ASIIII…” y mi ritmo fue cada vez más frenético.

Para serlo más tuve que dejar de acariciar su clítoris y agarrar bien sus caderas, para empotrarla en condiciones, como merecía y como no podía ser de otra manera en mí, azote suavemente su culo, al no protestar fui en aumento de la cantidad de azotes y de la intensidad. Hasta que Amparo me dijo… —Si esperas que te diga que pares vas de culo. —Nuestras corridas fueron espectaculares y ella me decía riéndose…

—¿Pero cuánto llevas sin meter? Que no veas lo que está cayendo al suelo. —Se quedó dormida en la hamaca mientras se fumaba un cigarro. Se lo quite de la mano, lo apague y fui por una sábana para taparla. Me quede dormido en otra hamaca y me desperté antes que ella. No sabía si tenía que levantarse y si lo tenía que hacer tampoco sabía a qué hora. Me duché, me vestí y le preparé el desayuno. Como no sabía que desayunaba. Le prepare un tazón de leche caliente, café, le lleve un bote de cacao, cereales y unas tostadas, para que le pusiera aceite, mantequilla y mermelada, lo que quisiera. Entonces la desperté. Estaba más sonriente que en la cena.

—Que sepas que no quiero hacerte un feo, pero no me voy a desayunar todo esto, jajaja… —al final se tomó un café con leche y una tostada con aceite.



Comments
3:37 pm Wednesday, 9th December, 2020

Hola buenas 

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