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Solos en casa del abuelo

11:02 am Thursday, 23rd July, 2020

Es curioso cómo un escenario nuevo aporta una chispa especial a cada encuentro que lo vuelve más salvaje, más candente. Amanecía el segundo día de visita en casa de mi abuelo y luego de desayunar nos pidió que fueramos discretos, él saldría con una "amiga", la primer pareja que ha tenido luego de enviudar, a cambio nos dejaría a solas en su casa durante al menos medio día. Se fue, quisimos ayudar a barriendo las hojas secas del jardín pero se quedó en la intención, ya que ella me arrimarmó su delicioso culito mientras bailaba sexy con el rastrillo y yo no tardé en ponerme horny, no había nadie que pudiera detenernos así que en el acto le subí la falda, me inqué como un caballero y puse su pierna arriba de mi hombro para arremeter con la lengua por encima de su ropa interior, ella estaba tan excitada que le escurría dulce nectar por la entrepierna y no tuve más remedio que tumbarla sobre el pasto para hacer mi magia oral. Guardé sus calzones en mi bolsillo y antes de que pudiera hacer nada, me vi derribado en un solo movimiento, cuando reaccioné estábamos haciendo nuestro primer 69 en el jardín de mi abuelo. De pronto el cielo comenzó a tronar, el viento nos puso la piel chinita y una ligera brisna nos sorprendió, estabamos tan calientes que ni nos importó, seguíamos con el calentamiento, cuando una centella la puso nerviosa, me dejó con una erección bestial y los pantalones en las rodillas mientras corría a refugiarse, tardé tanto en alcanzarla que logró esconderse en alguna de las habitaciones de la casa, cuando por fin la encontré estaba tumbada y completamente desnuda en una cama junto a la ventana abierta. El sol era un voyeur que se asomaba entre las nubes, yo tan caliente y húmedo que desprendía un vapor que me hacía lucir como un demonio lujurioso. Me abalancé sin más a penetrarla, no hubo resistencia, era tanto el arrebato que las paredes retumbaban con cada arremetida, pasamos del perrito al misionero, de la cuchara a la cascada y cada orgasmo suyo hacía hervir mi sangre, contenerme no fue fácil pero no paramos hasta que a ella le temblaban las piernas. Entre la brisna que se coló por la ventana y el sudor de nuestros cuerpos, estábamos tersos y resbaladizos, ella jugueteaba con mi miembro en sus pezones, para entonces eran tantas las ganas... que no pude más y me vine entre sus pechos. A cada contracción se me iba el aire y como una sincronía de nuestro placer con el clima la brizna se convirtió en torrente, no hubo más que cerrar la ventana y abrazarnos con ternura a contemplar la lluvia. 



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12:32 pm Thursday, 11th March, 2021

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