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Orgasmo sin contacto

8:05 pm Tuesday, 21st July, 2020

Hace poco, se cumplieron 10 años desde que me introduje en el mundo BDSM, sin buscarlo. Mi inicio fue sin premeditación, una mujer que había conocido por trabajo, tras un tiempo de terminada la relación laboral, me contacto con una propuesta inusual. Ella sería mi maestra y me enseñaría a ser su amo.

Pero lo que quiero compartirles, es mi único orgasmo sin contacto físico. Ocurrió la primera vez que utilice en serio el látigo con la maestra. Antes la había dado con timidez, sin fuerza, midiéndome para no causar daño.

Ella tenia varios tipos de fustas y látigos y me insto a utilizarlos de verdad. Escogí una fusta con punta de cuero en forma de lagrima, ella se puso en cuatro sobre la cama y comencé a darle con la fusta, con más impetu que nunca antes, pero aún con suavidad, "cobarde" me dijo, "dame con fuerza" increpó. Molesto por la insinuación, descargué un fustaso que sonó como un trueno en mis oídos y que marcó de un rosa rojizo, la lagrima en su nalga derecha.

Cada nueva caricia del fuete la marcaba, no con otra lagrima, si no con mi lujuria. Cada queja suya, desencadenaba un torrente de placer culpable en mi mente, que se derramaba por todo mi cuerpo. Le dí a sus nalgas, sus brazos, sus costillas, su espalda, sus pechos y su vulva. En algún momento, no supe exactamente cuando, comencé a tener conciencia de que ella de verdad lo disfrutaba, que jadeaba, que gemía y que gritaba pero de placer. Ese simple conocimiento me quito la culpa de encima y me produjo un erección muy fuerte que me animó a seguir.

Todo su culo estaba de un rojo ardiente, pero ella pedía más y yo le daba más. De pronto se quedo quieta, inmóvil y muda, unos suaves espasmos evidenciaron su orgasmo. Su cuerpo que reposaba casi sin fuerzas sobre su lado izquierdo, se retorcía entre el placer y el dolor y una sensación de increíble placer me invadió, eyacule sobre ella mientras mis piernas temblaban y luego me recosté a su lado por largo rato.

Nunca volví a castigarla tanto, su piel quedo muy lastimada, pero paradójicamente, ella estaba agradecida.



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La imaginación, la seducción, la dominación, la complicidad, el juego, la confianza, la risa y la lujuria son los condimentos que hacen del sexo un plato grandioso.


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