Cuando fui a comprar facturas volvían a mi mente las imágenes.
Propuestas de sumisas, y una a dos cuadras que quería látigo y dureza extrema.
Pensé que si a ellas les gusta no está tan mal que les pegue, pero igual tenía una barrera.
Sale el sol, café caliente quemando mis manos heladas.
Me lo imagino: un chupón en la colita y unos latigazos cruzando sus nalgas.
Su piel es blanca, veo la foto, me excito y me lleno de muchas ganas de hacerlo.
Lamer su clítoris y pegarle.
Penetrarla y castigarla.
Pegarle y ella que goce.
Esa imaginación me hizo calentar realmente mucho.
Alguna vez tengo que hacer algo así.
La voy a ir a ver.
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Y sí, sus labios vaginales me enamoraban, su shorcito estrich los rem remarcban, Eran negros y su piel blanquita y yo siempre tan romántico... Pero tenía que pegarle. Bueno los cachetazos cada vez más fuertes, se que le dolía pero ella gozaba. Le pegué y la chupé horas, mis huevos iban a explotar. Se la puse en la cola roja de cachetazos.
Me gustan las mujeres, les hago todas las cosas que puede desear una mujer