En un lejano Julio del 2019, le tire unas frases a una chica aquí en el sitio. Ella me pareció interesante, mujer madura en busca de machos casados sobre 40 y decía gustar del sexo duro. Un par de mensaje de ida y vuelta, que en ese momento no pasaron a mayores.
Por el fin de año cambié mi foto de perfil por algo alusivo, sostenía una bandeja con copas para el brindis de año nuevo. Durante los primeros días del 2020, recibí un mensaje suyo diciendo: “Te ves muy rico en la nueva foto… Eso me calienta”. Sin mucha expectativa, respondí con un saludo de año nuevo y eso fue el inicio de una nutrida correspondencia de mi parte que suscitó algún interés en ella. Ahora con más confianza, intercambiamos deseos, gustos, fantasías y algunas fotos.
Viendo que congeniábamos, empezamos a tentar el destino buscando la ocasión para un encuentro. Tanto su trabajo como el mío, hicieron difícil la tarea. Por fin acordamos fecha y hora. Nos encontraríamos un viernes por la tarde, intercambiamos contactos para coordinarnos. Todo estaba listo, había imaginado y preparado el encuentro, música, aceite para masaje y coreografiado en mi mente como la abordaría. Ese día me planto con un mensaje, aludiendo problemas en la pega. Intento vivir la vida sin hacerme problemas, si pasa bien y si no, bien también, me di un minuto para re-cablear mis ideas y dar vuelta la hoja, no niego que me quede muy caliente, pero recibí su disculpas, entendiendo que la pega suele ser cruel con nuestros planes. Fueron y vinieron algunos mensajes y fotos atrevidas, para sublimar los deseos insatisfechos de ambos, que crecían al igual que el tenor de las fotos, cada vez más íntimas y atrevidas. Fotos candentes, que me hacían querer saborear ese bombón que se exponía sin pudor como un delicioso manjar.
Tras un par de semanas del fallido encuentro, se alinearon los astros y ella me propuso una nueva reunión. Como la mujer me resultaba increíblemente interesante, obviamente acepte, pero esta vez sin muchas expectativas.
La imaginación, la seducción, la dominación, la complicidad, el juego, la confianza, la risa y la lujuria son los condimentos que hacen del sexo un plato grandioso.
