- Cuál es tu nombre cerda?- pregunte-
Ella respondió diciendo su nombre y asegurándose de finalizar cada frase con Amo o Señor, sus ansias de saborear mi pija, se sentirla en cualquier parte de su cuerpo ya traspasaban la barrera de lo físico,
Tome un broche y lo puse en su labio vaginal, a esta altura estaba empapado de sus propios jugos.
- Por qué señor? Se quejo sin quejarse, pero con un dejo de fastidio en su voz.
Me puse de pie, tomé el cinturón de su marido ( el que ella había traído para ser castigada) y la azote en su nalga izquierda, el gemido que sigo, al día de hoy no puedo identificar si fue de dolor, placer, miedo, sorpresa o una mezcla de todo.
Ante la duda, la azote más fuerte en la nalga derecha.
Di la vuelta en silencio muy lentamente, yo no había articulado palabra y ella ya se había dado cuenta el precio de hacerlo sin permiso y sobre todo el intentar cuestionarme. Me pare frente a ella, me acerque a su rostro, la tomé de sus pelos y levanté su cabeza y la escupí en su rostro, esté, cambio inmediatamente, de terror, a simple miedo, a exitacion y humillación y si...se notaba, muy en el fondo, esa parte vainilla que vive en ella todavía, indignación, orgullo...no estarían ahí mucho más tiempo.
- Te di permiso de hablar? Más aún te autorice a hacer una pregunta?
- No Amo, perdón
- Ahora, cual es tu nombre? Susurré dulcemente a su oído, mientras acariciaba su rostro
- El que usted desee que sea, me llamo puta, me llamo perra, me llamo cerda, me llamo como usted diga que me llamo mi señor!
Sonreí, y note el orgullo en su rostro, no el que había visto hacia unos segundos, si no, el orgullo que siente una perra cuando complace a su dueño.
Baje el cierre de mi pantalón, y saque mi pija afuera, dura y empinada directo a su boca, estaba a unos centímetros de ella, por dios!!! Deberían haber visto la cara de esa perra, se moría por comerla, tocarla, saborearla, ser azotada en su rostro con ella.
Pero en ese momento, empezó a ser una sumisa real, me sentí orgulloso de ella, se quedó impasible, quieta. Levantó sus ojos buscando mi rostro, y susurro con más exitacion que miedo....
- Señor, puedo chupar su pija?
Sonreí, levanté la cabeza y le di un cachetazo, me acerque a ella nuevamente, y susurré...
- Si vas a ser una perra educada, la primera pregunta, siempre es, puedo hacer una pregunta? No siempre te va a salvar de tu castigo, pero puede ayudarte.
Se dió cuenta en ese instante, que no podía ganar, que no iba a poder evitar castigos, que si un Amo lo desea puede castigarte por cosas que vos pensas que están bien. Era un momento de quiebre y dependiendo su reacción, significaría si más allá de esa seción seguiría queriendo ser su dueño.
- Perdón señor, soy una perra estúpida, enseñeme, por favor.
Tome su pelo y metí mi pija hasta su garganta, lo había ganado.
Se la saqué y me senté en la cama, - Vení acá perra
Bajo de la cama y se arrodilló a mis pies, un broche volo, y ella pareció no notarlo.
- Saca mis zapatos
Lo hizo con celeridad, casi comete el error de seguir con las medias, pero se freno a tiempo.
- Ahora las medias, pero con los dientes.
Pensé que dudaría pero, inmediatamente se enfrascó a la tarea, no sé si alguna vez lo hicieron si son sumisas/os, o si lo ordenaron hacer si son Amos/as, pero realmente no o es fácil de hacer, aunque ella lo hizo realmente rápido.
Se quedó a mis pies y mordiéndose los labios, esperando mi siguiente orden.
Lame cada centímetro de mis pies.
Lo hizo con una pasión digna de una perra, me sentí orgulloso, ya era hora de premiarla, tome sus cabellos y la puse a medio centímetro de mi pija...
- La querés puta?
- Si señor - gimió casi extasiada
Y en ese momento solté sus pelos, se lanzo sobre ella como un caminante perdido en el desierto al ver un vaso de agua.
Su lengua cobro vida propia, quería hacerme sentir orgulloso, que no sintiera que era una chupada de pija nada más.
Quiso bajar a los huevos y tome su pelo nuevamente, la frene y le dije..
- Te dije la pija, no hable de nada más.
Perdón señor y volvió a su tarea
Tome un broche y le agarre una teta, apreté fuerte, quería que supiera que le esperaba, apreté fuerte su pezón y ella apretó fuerte sus labios contra mi glande, abrí el broche y lo coloque en su pezón, ella jamas dejo de chupar, lamer, comer.
La aparte de mi y la dejé arrodillada, la mire sonriendo y dije..
- Sabes que es lo que más duele de la tortura con noches?
- Como presiona el broche señor.
Dijo ella, y yo rei...
- Nooo, eso es una simple molestia putita, lo que más duele...- dije sonriendo - ....es cuando te los sacan de golpe sin abrirlos.
Tire del broche de su pezón y lo saqué sin abrirlo, el gesto de dolor que hizo fue exquisito.
Tome ese pezón y lo lamí mientras ella gemía, empezaba a entender que del dolor al placer había muy poco trecho...
Sigo más tarde con mi relato...
Amo real, no es soberbia, pero no estoy para perder el tiempo. No me interesa si solo te gusta el sexo fuerte, la sumisión es mucho más que sexo, ocupa cada parte de tu vida y te hace sentir cosas que jamás creíste poder experimentar. La dominación solo e
