Miré por última vez mi reloj. Había quedado con mi nuevo Amo dentro de media hora. Estaba asustada por lo desconocido, intrigada por lo nuevo y deseosa por sentirlo. Los minutos iban pasando hasta que el sonido del móvil me sacó del trance. Me levanté y caminé hasta la dirección que apuntaba el teléfono.
Delante de mi estaba mi Amo presentándose oficialmente y diciéndome lo que tengo que hacer al cruzar la puerta. Mientras estudiaba cada gesto y cada palabra que el me decía, empezamos a caminar, dos metros detrás de el.
Me indicó la habitación, entré mientras que la puerta se cerraba a mis espaldas dejándome sola. La habitación únicamente contaba con unas velas para iluminar lo justo. La idea de no ver más allá me hacia un cosquilleo en el estómago por el placer.
Me quité la ropa dejándome el body de encaje negro y me coloqué como mi Amo me había ordenado, a cuatro patas y con mi culo en todo su esplendor.
Entró mi Amo, sin dirigirme ninguna palabra se agachó al lado de mi, en cuclillas y me acarició el muslo subiendo su mano acariciando mis nalgas y mi vagina,ya mojada por entonces.Me cojió de mi cabello y me obligó a chuparle el pene. Acto seguido me agarró del pelo y nos levantamos, encaminandonos a la mesa que había . sobre ella yacía una fusta y unas esposas
Me ordenó dejar caer mi torso en las mesa mientras que dejaba colgar mis manos hacia abajo de la mesa y así atrapandome con las esposas.
Mi Amo empezó a azotar mi culo con su mano ,luego con la fusta lentamente aumentando de intensidad mientras que a mi me recorría cada vibración que emanaba en mi cuerpo. Lo nuevo me atraía de sobremanera. Sentía el calor de las yemas que la acariciaba por encima de los azotes. Mi culo por entonces ya reflejaría un bonito color rojo vivo.
Me ordenó levantarme y colocarme de pie, me hizo levantar las manos en cruz por encima de mi cabeza,mientras que me ataba con una cuerda los codos privandome así de la vista, las muñecas en lo alto colgaban atadas del techo de manera que mis pies quedaban de puntillas dando lugar al dolor que se haría presente pasando los minutos
En mis espaldas no tardó hacer presencia el látigo de mi Amo.
Mi cuerpo respondió sacando pecho y tomando la mayor bocanada de aire.
Los latigazos empezaron a ser más consecutivos e intensos mientras que a mi me subía la libido. Las marcas buscaban camino para salir, el látigo no paraba y yo cada vez lo sentía más mio, me gustaba la forma en la que se acoplaba a mi espalda.
Mi Amo agarró mi pelo y de un buen tirón me hizo llevar mi cabeza hacia atrás mientras me colocaba unas pinzas japonesas con cadenita en los pezones para así acabar de latigar por delante. Las marcas se hacían visibles por la superficie en un tono rojizo dándole deseo de más intensidad.
CONTINUARA.....
