Era el primer encuentro, ella nunca había tenido una experiencia real, igual, en su soberbia, se creía buena sumisa, era deseada por muchos Amos, era envidiada por muchas sumisas. Sabía mantener el protocolo, había leído mucho y era inteligente, pero por sobre todo, sabía que había llegado al límite de no poder callar más la voz de esa sumisa que le gritaba al oído cada día de su vida, de su vida vainilla, una buena vida, pero muy lejos de ser lo que ella necesitaba, deseaba.
La cité en un horario dónde no se sintiera desprotegida, por la tarde, la ilusión del sol sobre nuestras cabezas, el que haya luz que nos muestre el camino, generalmente otorga una sensación de seguridad, no es real, por supuesto, cualquier cosa puede pasarte a plena luz del sol, pero era novata, y quise que se sintiera lo más segura y protegida posible. Llegue antes, pero me quedé lejos, sentado, apartado de su vista.
Yo sabía exactamente dónde ella iba a pararse, mis instrucciones fueron claras y me asegure que entendiera que no eran negociables, ella debería estar en el lugar exacto, a la hora exacta, o su oportunidad se iría como la mentirosa seguridad que nos da el sol, a llena tarde.
Ella llego 5 minutos antes ( estoy seguro que estaba en la zona hacia mucho mas tiempo, pero se presentó en el lugar solo 5 minutos antes).
La ansiedad se notaba desde donde yo estaba, en realidad, creo que se notaba desde cualquier lugar.
Vestía como le había ordenado que lo hiciera, vestido negro, zapatos de tacos altos, pelo suelto, ( más tarde confirmaría si había ido sin ropa interior).
La dejé esperar 15 minutos, miraba su teléfono ansiosa, incluso amago a usarlo una o dos veces, yo le había dicho claramente, "llegas y si no estoy, esperas. No me mandas mensajes diciendo que habías llegado, no me llamas, para que sepa que estás esperándome, esperas". Ella tímidamente intento una especie de réplica, " cuánto tiempo debo esperar antes de llamarlo, señor?"
No hubo respuesta de mi parte, eso la ponía loca y yo lo sabía.
Habían pasado casi 17 minutos cuando me pare y camine lentamente hacia ella, mirando fijo y con media sonrisa en el rostro, ella tardó unos segundos en identificarme, pero cuando lo hizo el color de su rostro muto automáticamente a un rojo intenso.
Hola, dije casi sin mirarla.
La respuesta fue casi inaudible, hola señor dijo mirando hacia el suelo, ya no podía disimular los nervios. Me quedé en silencio casi un minuto entero, ella no sabía que decir, hacer o suponer.
Le dije entremos, ( la cita fue en la puerta de un hotel alojamiento). Ella intento caminar, pero antes de que empezará a hacerlo yo entre primero, la cara de ella estaba descolocada, no la había esperado, no le había abierto la puerta, no la había hecho pasar primero, tragó saliva ( en la saliva iba mucho de su orgullo, estoy seguro) y entro atrás mío. Fuimos a la ventanilla y antes de llegar le dije pedí una habitación.
Todavía sonrió cuando recuerdo la cara de espanto que puso, me di vuelta y me acerque al ascensor. Escuché el balbuceo cuando torpemente pedía un cuarto, ví el rostro de indignación del empleado del hotel buscando mi mirada, y de sorpresa unos segundos después cuando encontró en mi rostro una sonrisa...
Lo sigo en mi próxima entrada.
Todo lo que estoy contando es absolutamente real y estoy tratando de ser lo más detallista posible
Amo real, no es soberbia, pero no estoy para perder el tiempo. No me interesa si solo te gusta el sexo fuerte, la sumisión es mucho más que sexo, ocupa cada parte de tu vida y te hace sentir cosas que jamás creíste poder experimentar. La dominación solo e
