Óscar y yo en nuestros encuentros

Siempre he sentido una atracción irrefrenable por hombres muy viriles, dominantes, protectores, que toman la iniciativa, que exudan testosterona por cada uno de sus poros; por eso me encanta estar con Oscar, un garañon en la mitad de los 60, pero con un impetu y vigor sexual envidiable, pues suele estar constantemente excitado. Y para mi son de lo mas erotico nuestros encuentros, usualmente le encanta llevarme a algun cine,  a las funciones con menor probabilidad de asistencia, y siempre escogemos las ultimas filas de asientos, sobre todo los del tipo reclinable, y con peliculas pletoricas de accion,  explosiones y persecusiones, pero no porque sea un genero que nos interese particularmente,  sino para aprovechar que los demas espectadores estan absortos en la pelicula, mientras el me acaricia los muslos disimuladamente, mientras yo sobo su entrepierna; y de ser posible, hasta aprovecho para liberar su miembro y darle unas lenguetadas y chupadas que le anticipan lo que le espera una vez que estemos en total privacidad. Lo mejor es que descubrimos que ya hay de nuevo un autocinema, al cual hemos ido varias veces, y aprovechando la oportunidad que nos da la altura de su camioneta, yo me dedico a atender su miembro,  fuera del alcance de miradas indiscretas.  Ya una vez que termina la funcion,  nos dirigimos a uno de los hoteles de tematica erotica que han abierto recientemente por casi todos los rumbos de la ciudad. Y no desaprovechamos ninguno de los artilugios que han colocado en las habitaciones,  practicamente hemos recorrido todos los lugares que tienen las habitaciones para liberar nuestra libido, desde los muebles diseñados exprofeso para probar cientos de posiciones y posturas,  el columpio que permite estar en el aire mientras gozamos de nuestros cuerpos, hasta el jacuzzi y tinas de hidromasajes que añaden mil sensaciones al acto mismo de la copulacion. Como mencione antes, Oscar exuda testosterona, asi que me encanta enterrar mi cara y oler la mezcla de olores que producen su transpiracion,  las feromonas propias de alguien tan velludo y su locion con toques de madera, que permanecen impregnados en su piel aun despues de darse un regaderazo, por lo que adoro enterrar mi cara y oler su pecho ancho y peludo, su estomago grande y duro, pero sobre todo su entrepierna. A el le encanta tenerme de rodillas, pasando mi lengua y labios por todos y cada uno de sus recovecos, preparandolos para la accion principal, y yo puedo pasar horas lamiendo, chupando y sobando esos testiculos grandes, peludos y colgantes y no se diga su pene lustroso, venudo, deseoso de dejar toda su carga muy dentro de mi; asi que cuando decide que ya es tiempo,  me pone contra el muro, levanta mis piernas sobre sus brazos fuertes, y mientras yo me sujeto a su cuello grueso y velludo, el da rienda suelta a la embestida, dandome una y otra vez, cada vez mas duro y profundo,  en ocasiones me pone una de sus manazas y aprieta, mientras me dice frases obscenas, calientes, haciendome saber que es quien esta al mando, mientras su verga entra por completo hasta el fondo, sus huevos chocan contra mi, practicamente follandome en el aire; y va preparando la escupida espectacular de sus jugos muy dentro de mis entrañas, enmedio de sus gruñidos guturales de placer, dejando siempre en mi el deseo de nuestra proxima cita para copular como animales en celo. 

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