No soy Almudena Grandes, ya le gustaría a ella. Ni siquiera soy un grandes, Almudena. No suelo contar mis experiencias sexuales ni mucho menos hacer de ellas un mercado del que pueda vivir. Eso sí, soy un exhibicionista convencido y es ahora, en estos tristes días, cuando he decidido llenar mis sentimientos sexuales en un papel en blanco.
Dos o más cuerpos desnudos son capaces de comunicarse, de crear una atmósfera y un nuevo lenguaje, el lenguaje de la seducción. Ninguna palabra puede sustituir la fuerza de los cuerpos buscándose, encontrándose y disfrutándose o, por decirlo de otra manera, nada puede expresar la energía de los cuerpos que ni se crea ni se destruye sino que se transforma en una fuerza mucho más poderosa que cualquier arma de construcción masiva. He aquí nuestro poder.
No sólo poseemos el poder de decisión de en qué vamos a dedicar nuestro tiempo de ocio. Disponemos de la libertad de nuestros cuerpos, áquellos que reaccionan ante los estímulos mucho antes que nuestra mente, es lo que conocemos como emociones. Es el amor una emoción? No, el amor no es una emoción, es una reacción estática y soñadora hacia la persona amada; en cambio la pasión sí es una verdadera emoción, nos mueve, nos acerca, nos entrelaza, y entonces nuestros cuerpos se abren, nuestros pechos se expanden y la cabeza se levanta de su letargo cuotidiano. En esos momentos sentimos que podemos conseguir cualquier cosa.
Seamos rebeldes con nuestros cuerpos, el objetivo de las élites es mantenernos dormidos en la pesadumbre, con los hombros hundidos y la cabeza caída hacia adelante. Todas las pandemias han servido para lo mismo, para recortar nuestra libertad. Todas las catástrofes han tenido consecuencias perjudiciales debido a que siempre terminan por imponernos el sacrificio. Gritemos basta! Reconozcámonos como lo que somos, cuerpos libres, mentes autónomas y almas eternas.
He aquí un canto a la libertad. 😀
