Tomando un "inofensivo" baño

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He decidido bañarme contigo esta vez, en lugar de limpiarte como de costumbre. Comienza sintiéndose como una experiencia más relajante, pero la novedad te tiene en guardia. No ayuda que comience limpiando tu cuello, aplicando jabón con ambas manos. Cualquier queja que tengas sobre bañarte va a tener que esperar.

Bajo hasta tus hombros y pronto descubres que tu baño gratuito viene con un masaje complementario. Mis manos ejercen una ligera presión sobre tus hombros, obligándolos a relajarse en cuestión de segundos. Suspiras contenta mientras encuentro todos los lugares correctos para liberar toda la tensión en tus hombros y pronto tus ojos se cierran a la deriva cuando la parte superior de tu espalda está cubierta de jabón. "Eso es todo, solo relájate..." susurro.

Mis manos se deslizan por tus brazos hasta debajo de la superficie para entrelazar mis dedos con los tuyos, y dejas escapar un suspiro agradable. Aprieto tus manos juguetonamente, luego pasa mis dedos de un lado a otro entre los tuyos como si lavase los espacios entre tus dedos. Cuando sientes que me inclino para plantar un beso en tu nuca, la última de tus preocupaciones se desvanece y dejas que tu cabeza cuelgue hacia atrás, aterrizando cómodamente en mis pechos detrás de ti.

－¿Te sientes cómoda? －me rio entre dientes. Tus palabras te fallan y pronuncias algo sin sentido en respuesta.

Comienzo a lavar tus pechos y soy excepcionalmente minuciosa al respecto. Mis dedos presionan y sondean diligentemente cada centímetro cuadrado de tus senos y mis palmas corren ligeramente hacia arriba y hacia abajo por tus pezones una y otra vez, sin tener en cuenta cuán rígidos se están volviendo. Abres la boca para llamarme pervertida, pero todo lo que sale es un gemido.

－Aww, ¿estoy limpiando demasiado ese lugar? Lo siento, son muy divertidos de lavar.

Muevo mis manos lentamente por tu torso, mis manos sobre ti mientras te abrazo y lavo cada centímetro de tu cuerpo. Si no estabas 100% relajado antes, ahora lo estás. Tu mente desciende a la absoluta comodidad cuando comienzas a babear ligeramente, entregándote por completo a las manos de tu cuidadora. Levantando tus brazos para limpiártelas axilas, arqueando tus piernas para enjabonar el interior de la rodilla y frotando atentamente tus cosquillosos pies, hago lo que me plazca. El tratamiento te hace murmurar agradablemente todo el tiempo.

－Todo lo que queda por limpiar es este lugar －digo, pasando un dedo hacia arriba y hacia abajo por tu zona más íntima.

Estás demasiado lejos para darte cuenta de lo que está sugiriendo y, tan relajado y distante como eres, te resignas a dejar que haga lo que tenga que hacer.Estás gimiendo en poco tiempo, tu cabeza prácticamente pegada a los lujosos pechos detrás de ti mientras que exploro tus profundidades. Sin falta de lubricación, mi sondeo suave rápidamente se vuelve vigoroso, limpiando a fondo tu coño y apretas los dedos de los pies al ritmo de tu coño.

－Boniiito y limpio －susurro en tu oído mientras agrego otro dedo dentro de ti.

Tus gemidos aumentan en frecuencia a medida que continúo fregando cada centímetro cuadrado de su túnel, volviendo tus mejillas rojas por los ruidos desvergonzados que apenas logran salir de tu garganta relajada. No puedes evitar sentir que se está lavando más de lo que realmente es necesario, pero esos pensamientos se eliminan de tu cabeza a favor de los pensamientos sobre lo pesado que se siente tu cuerpo. No puedes levantar un dedo, sino que se hunde aún más en su almohada de tetas mientras mis dedos se adentran aún más dentro tuyo.

－Mmm, este es un lugar difícil. Necesitaré ambas manos para limpiarlo por completo... －me agacho con mi mano libre y presiono tu estómago, directamente sobre tu entrada. Espera, cada vez que hago eso, ¿no estoy a punto de ...?

Encuentro tu punto G, dejándote en un estado jadeante y babeante en segundos. Mis dedos no te dan alivio, golpeando tu coño como si mi misión de limpiar tu coño fuera lo único que importa. Incluso si solo estoy tratando de limpiarte, es más de lo que tu cuerpo puede soportar, y tu mente perezosa se debilita cuando mis dedos te obligan a entrar en la erupción del orgasmo.

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