¿Todos los hombres son iguales?

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El mes de julio cálido y húmedo llegó como todos los años acompañado de un significativo descenso en el trabajo y cambios de horario en  nuestra rutina diaria. Habiamos decido ir al gimnasio por las mañanas antes de comenzar a trabajar de manera que tuviésemos toda la tarde libre. Después de una sesión de ejercicios aeróbicos y una revitalizante ducha fría me reuní con Paul en la entrada del gimnasio, nos despedimos con un beso y quedamos en vernos para comer.
La mañana trascurrió con relativa normalidad a excepción de que en la pausa del almuerzo, me encontré en la cafetería a Elsa, la pareja de Carlos, nos saludamos cortesmente e intercambiamos las preguntas de rutina, ¿Que tal tu marido?, ¿Como te va el trabajo? Elsa estaba esperando a Carlos la cosa no iba muy bien entre ellos, algo que yo sabía pues hacía un par de semanas Carlos estuvo en mi casa desahogándose, habían quedado en esta cafetería para hablar, pensé que no me apetecía nada verle, desde el último día que estuvo en casa no habíamos coincidido, sin embargo varias veces había pensado en el mirandome desnuda mientras dormía. Fuí hacia la barra y pedí una tostada con tomate y un té con un poco de leche fría para no perder tiempo.
Carlos apareció cuando me dirigía con las manos ocupadas por el té y las tostadas hacia una de las mesas, se acercó a mí y me saludó dándome dos besos, me pareció que las comisuras de sus labios rozaban las mías, sonreí amablemente. Elsa iba detrás de él, fueron hasta la barra y yo me senté en la mesa de siempre. No podía dejar de mirar a Carlos de reojo ni apartar de mi cabeza la imagen que mi mente había formado de él, mirándome medio desnuda, no sentía recelo alguno, es más, no sentía atracción alguna por Carlos era todo lo opuesto a mi marido, bajito con no mucho pelo y no demasiado agraciado, eso sí era un buen amigo un amigo de los que están cuando se le necesita. No me sentía tan incomoda como había pensado en un principio, lo cierto es no sentía ninguna incomodidad incluso me parecía normal que al verme desnuda se hubiese quedado un rato mirando ha sabiendas que yo estaba dormida. Realmente me sentía halagada y atractiva. Me despedí de Elsa y Carlos con un gesto de la mano y regresé al trabajo, eran cerca de la once y todavía tenía bastantes cosas por hacer.
Ensimismada en el proyecto que estaba finalizando el tiempo se me echo encima, cuando quise darme cuenta eran la una y media del mediodía y Paul pasaría a recogerme en menos de media hora, ultimé unos detalles con una de mis compañeras y salí a toda prisa. Paul estaba esperando frente a la puerta apoyado sobre el maletero del coche, le plante un beso en los labios y le pregunte  dónde íbamos a comer. Había quedado a las tres para una comida de trabajo con un cliente pero antes pasaríamos por unos grandes almacenes para comprar un detalle para la esposa de este que también acudiría a la comida. Una vez adquirido el detalle Paul me arrastró hasta la planta de moda para comprarme otro vestido, el que llevaba no le parecía apropiado para la ocasión, la dependienta nos atendió enseguida, costumbre de esos almacenes, antes de darnos cuenta estábamos en el probador con un par de vestidos, me los probé y me decidí por uno en tonos blancos y grises con el hombro descubierto a Paul también le gustó, sobre todo por lo corto que era. Avisó a la dependienta y le comento que me lo llevaba puesto, la chica retiró la etiqueta que llevaba en la espalda y salió de los probadores.  Mientras me colocaba bien el vestido Paul regresó de la caja con una bolsa para el otro vestido y el tique de compra.
De camino al restaurante me retoqué el maquillaje, el vestido me parecía más bonito con la luz natural. Sentada en el coche dejaba totalmente al descubierto mis muslos, me pareció que era imposible que no se me viese la ropa interior. Nos dirigimos hacia el paseo marítimo y aparcamos en la zona de los restaurantes Paul levantó la mano y saludó a sus clientes, habían reservado mesa casualmente en el mismo restaurante en el que trabajaba el camarero que me vio en la playa. Deseé que no estuviera trabajando. Entramos y nos recibió una camarera acompañándonos hasta la mesa que habían reservado.  La comida, como todas las de negocios resulto tediosa, Paul hablando con sus clientes y yo haciendo como que me enteraba de algo, después del café me excuse para ir al baño necesitaba estirar las piernas un rato pues había permanecido toda la comida con ellas juntas para que no se viese nada. Aproveche para retocarme el maquillaje, al salir, en el pequeño distribuidor que acogía las puertas de los diferentes baños, me encontré de cara con él, el camarero de la otra noche, el que me había visto follando  en la playa. Me miró, guiño un ojo y sonrío, le devolví una sonrisa forzada mientras en voz baja  me dijo que era muy atractiva y que le encanto verme en la playa. En la mesa Paul ya  estaba despidiéndose de sus clientes, me uní a ellos y me despedí del matrimonio.
Con toda la tarde libre nos pusimos a caminar por el paseo cogidos de la cintura, el vino estaba comenzando ha hacerme efecto, me sentía eufórica y comencé a contarle a Paul lo que me había sucedido en el restaurante, no le había contada nada de lo sucedido en la playa hasta este momento, Paul escuchaba con atención, le conté todo a excepción de lo que me había excitado cuando me dí cuenta de que me estaba mirando el camarero en la playa, eso no me parecía bien contárselo, me hacia sentir un poco culpable decirle que me estaba corriendo sin apartar la mirada de los ojos de aquel chico. Encontramos una terraza en el paseo en la que no había muchos clientes y nos sentamos a tomar un café. Paul me dijo que abriera un poco las piernas para verme bien la ropa interior, llevaba puesto un conjunto de lencería negro poco atrevido. Mientras miraba entre mis piernas me dijo que fuese al baño y me quitase las bragas, me pareció poco higiénico, pero insistió tanto que al final fui al baño. Guarde el tanga negro en el bolsillo interior del bolso y volví a la mesa, el camarero venia con los cafés sobre una bandeja negra, Paul cogió mi rodilla con la mano y me abrió ligeramente las piernas, se veía todo lo que no se tenía que ver, el camarero se inclinó ligeramente para dejar los cafés sobre la mesa y sus ojos se quedaron clavados en mi entrepierna, no se como pudo dejar los cafés en la mesa sin tirarlos, intente cerrar las piernas pero Paul que todavía tenía su mano sobre mi rodilla lo impidió, le dio la nota a mi marido sin dejar de mirarme cogió el billete y se marchó. "Quiero que estés con las piernas separadas" me dijo Paul, se me ve todo conteste rápidamente, "y qué, eso es lo que quiero, que se vea todo", le hice caso y procuré tener las piernas separadas aunque de cuando en cuando, por inercia las cruzaba y él me hacia un gesto con la mano.  El camarero regreso en un par de minutos con las vueltas y de nuevo miro directamente hacia mis muslos, separé un poco más las piernas no se por qué, pero lo hice y mi sexo quedo totalmente expuesto a su mirada, note como se ruborizaba dejo el platillo sobre la mesa, preguntó, sin apartar la mirada de mi entrepierna, si faltaba alguna cosa más y se fue.
"Te das cuenta de que no es tan difícil" dijo Paul, el vino se me había subido a la cabeza, no, no lo es le conteste, pero a ti no te molesta que me vean. Lo cierto es que no le molestaba, al revés le encantaba, no me lo había propuesto antes por que no sabía como respondería yo,  me dio un sin fin de explicaciones que en ese momento no me convencieron del todo pero me tranquilizaron. En la mesa contigua se había sentado una pareja más o menos de nuestra edad mientras Paul y yo estábamos conversando, Paul en voz baja me dijo que me fijara disimuladamente en el chico y me volvió a coger por la rodilla, esta vez me separó un poco más las piernas que la anterior y subió su mano casi a mitad de mi muslo, al principio de la falda. El sol daba de ese modo directamente en mis piernas y mi sexo, me fije de reojo en el chico y me dí cuenta de que cada vez que la chica que estaba con él desviaba la mirada a otro lado él dirigía la suya hacia mí. Paul deslizo su mano ligeramente hacia arriba y rozó los labios de mi vagina que estaba abierta como una ventana, un escalofrío me recorrió el cuerpo, aquel chico parecía no prestar atención a su pareja, tan solo tenia ojos para mi sexo, pensé que estaba mal estar con una chica y mirar a otra y en el dicho....  Todos los hombres son iguales.

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