La disciplina exige el compromiso de la sumisa. Solo si ella decide entregarse a su adiestramiento conseguirá que la satisfacción de su amo sea el camino para su propio placer y esto solo lo logrará a través de la disciplina. La sumisa tiene esta obligación si quiere realmente disfrutar de su propia sumisión. Es necesario que entregue su voluntad en cada sesión para que poco a poco su placer se traslade al placer resultante de atender a su amo. Esto significa que una vez la sumisa se haya entrenado adecuadamente podrá llegar al orgasmo con facilidad simplemente satisfaciendo a su amo. Por ello el BDSM en un principio debe ser un ejercicio de voluntad, disciplina y entrega. Un amo debe educar cuidadosamente a su sumisa y ella debe estar dispuesta a ser educada, para ella la única verdad existente debe provenir de la voz de su amo, no puede cuestionarlo y debe seguirlo ciegamente para que con cada sesión ella le pertenezca un poco más, no solo en cuerpo, sino principalmente en mente y corazón: Es fundamental que el adiestramiento sea enérgico y que la despoje de todo lo que le estorbe para servir a su amo.