Abro la puerta y estas ahí, de pie, orgullosa y sonriente. Linda, armoniosa, cabeza pequeña y erguida.
Entras, dejas tus cosas en una esquina y de inmediato caminas hacia el living. Polera suelta y jeans ajustados, no apretados, no es necesario, sabes lo que tienes y yo lo adivino.
Sabes que te miro y me das en el gusto, no caminas, te deslizas contoneándote, caderas breves pero sabrosas con cintura a juego, hermoso conjunto que deseo disfrutar en todas las formas que puedo imaginar.
Me esperas, me miras con una leve sonrisa picara.
Voy al sillón frente a ti y me cruzo de piernas...
“Quítate la polera”
Sin mayor cuestionamiento, sin duda ni premura, tu polera desaparece.
“Manos en la nuca”
Con suavidad y decisión obedeces, tu manos llegan al lugar y entrelazas los dedos.
“Gira”
Como un erótico instrumento sigues el ritmo, lentamente me revelas tu cintura, una hermosa línea que te recorta por tus costados. Tu espalda, fibrosa suave, noto los músculos que usas para mostrarte... Tu culo... Puro deseo...
“Detente”
Quedas de espaldas a mi.
Tu cuello me atrae, me fijo en los músculos, en tu oreja, en el lóbulo. Quieres mirarme pero no sabes si puedes, curiosa tratas de que tus ojos logren verme sin dejar de obedecer. Me fascinan los pequeños movimientos que incluye tu postura, como te acomodas en las manos y brazos, entonces me doy cuenta como empinas tu culo, me permito una sonrisa, tu culo sabroso me atrae, me llama, pero aún no he puesto los ojos en el, simplemente todo lo demás me tiene fascinado.
Impaciencia... Tuya...
“Suelta los brazos, de rodillas frente a mi”
“¿Estas lista para lo que sigue?”
“Sí”
Mis ojos inexpresivos se quedan en los tuyos...
“...Señor”
Por dentro, una sonrisa, por fuera me pongo de pie, tomo las cuerdas y las ves, muerdes un poco tu labio inferior, hermoso gesto que llegaré a codiciar.
Me pongo a tu espalda y suelto el sostén. Te sorprendes y tratas de cubrirte, tomo tus muñecas, las pongo a tu espalda y ato, firme, fuerte. Tu respiración se agita, bajas la mirada y acomodas tu cuerpo, vuelves a la compostura .
Vuelvo al sillón, me acomodo y te miro, disfruto todo, tu cabeza, tus rizos, tu nariz, el cuello y su musculatura y tus hermosos y sabrosos pezones, tantas cosas que hacer, tanto que explorar, y disfrutar.
“Quiero verte más derecha, alza el mentón”
Obedeces y el efecto es hermoso y excitante, pechos erguidos, pezones desafiantes. Notas mis ojos y tu respiración no se calma.
Me pongo de pie, con calma y decisión saco la venda del bolsillo de mi pantalón, me acerco a ti, tragas saliva. Detrás tuyo contengo las ganas de tocarte, tomo la tela y te enceguesco. Automáticamente tu cuerpo se tensa, estas más consiente de todo, cada elemento del ambiente a tu alrededor resalta, la temperatura de la habitación, mis pasos, el sonido de la tela de mi pantalón, el sillón al sentarme. Tus pezones te delatan, excitación, sabes que es pero no la conocías así, humedad y calor a pesar tuyo, sin tu consentimiento... Te incómoda la pérdida de control, te excita lo que viene.
Te miro y disfruto tus reacciones... Excitación, frustración, ¿enojo?
Rápidamente, con decisión, sin violencia pero firmeza, tomo tu pelo como el crin de un animal y te alzo. El gesto te hace respirar fuerte, sin compás, profundo.
Desabotono y saco tu jeans. Tu sabias que lo haría, pero no puedes evitar la sorpresa.
Pantalones fuera, tu tanga que atrae, sin soltar tu cabeza, la uso para guiar tu cuerpo, te miro y disfruto, te inclino para ver el culo en pompa, te levanto con fuerza para que tus pies estén en punta y disfrutar los músculos de tus piernas, te pongo en incómoda posición para ver tu espalda, tus músculos y tu piel.
Te suelto y te dejo sola, desorientada tratas de saber donde estoy, pasos cortos y torpes, hasta que te das cuenta que aunque no me sientes estoy contigo.
“Detente”
Mi voz te calma y vuelves en ti.
“Ponte derecha”
Vuelves completamente en ti, centrada. Me siento a mirarte, el arte de tu cuerpo se puede disfrutar de tantas formas que mis ideas no me deja decidir.
La espera te descoloca, poco a poco vuelves a estar consiente de todo, tu respiración suena a un huracán, los pasos que das descalza, martillazos en el suelo, el aire a tu alrededor, como un abrazo y entre tus piernas pesado.
“Inclínate”
Obedeces casi con torpeza, las falta de control en tu brazos te incómoda.
Miro tu culo desee atrás, lindo, firme sabroso, me llamas.
Dos dedos en la nalga derecha, sólo un rozón y saltas como fustigada.
“No te muevas”
“Sí”
Y sientes un verdadero latigazo de mi mano en la piel, lo sientes lo oyes y entonces lo entiendes, inmediatamente otro y otro, sólo entonces logras el control suficiente..
“Sí señor, sí señor, sí señor...” Dicho rápido pero con sinceridad... Me detengo.
“Inclínate”
Vuelves a la posición.
Sobo, primero con gentileza, poco a poco más intenso, aprieto y suelto, me vuelvo soez disfrutándote. Agarro, aprieto, amaso, tiro y suelto... Y te dejo..
Otra vez sola... Me retiro de ti .... otra vez te centras... Tu respiración se normaliza... Dejo pasar el tiempo y camino a tu alrededor, disfrutando la pose desde todas las vistas, me notas, sabes que camino y te miro... El tiempo transcurre.... otra vez las sensaciones se intensifican... Tu respiración se agita.
Tras de ti, veo la tela de tu tanga cubriendo tu placer, acerco un dedo y toco justo ahí, te retuerces como castigada, la sorpresa, lo intenso del gesto completamente sexual y sin sutileza, te vuelve a dejar sin centro.
Froto, sin elegancia, quiero verte siendo hembra y respondes, al principio con torpeza, después te acoplas, mis dedos van y vienen, y tu mueves esas caderas para estar conmigo. Noto la humedad y cambio de estilo, un dedo sobre el botón los otros sobre lo demás. Lo disfrutas, lo buscas y retiró la mano... Automáticamente te retuerces, me buscas, tu oídos me buscan.
“Nooouuu” casi como una niña caprichosa, veo como muerdes el labio. No lo puedo soportar y vuelvo a ti, hubiera deseado dejarte más tiempo sola, pero esa boca, ese gesto es demasiado para mi, toda la palma en tu sexo y froto con fuerza, respondes boqueando y empinándote. Sólo como juego, con el pulgar rozo el rosado botón que es tu lindo ano...
“Noogh” ruegas, mientra estas sometida, apenas sometida a mi, sometida a ti misma.
Tus caderas buscan, frotan, y entonces en un gesto malévolo, te lamo la nalga izquierda, un lametón largo y profundo para saborearte. Vibras, te retuerces.
Comienzo a frotar más fuerte, duro, cadereas siguiéndome. Gimes, te retuerces y me sonrio.
Estas lista, a punto, lo disfruto... De golpe bajo tu tanga y todo lo rosado en ti aparece en pompa, sientes el aire en ti y te enerva.
Sin elegancia, sin miramiento, dos dedos dentro de ti y juego. Gimes, te retuerces y buscas mi mano, la encuentras y disfrutas.
Otra vez nos acoplamos, tu humedad escurre, más y más...
Ya estas, gimes, casi gritas... “Listo, ¡ahí! ¡Ahí!”....
Una nalgada feroz, ardiente en mi mano y más en tu culo... Tu grito... El temblor, el jadeo ... Caes de rodillas, tiemblas, tus contracciones mueven las caderas...
Lo disfruto...
Hay tanto que queda por hacer.
