Sus uñas se entierran en mi espalda a la vez que mis labios recorren y besan su abdomen buscando un destino. La excitación empieza a ser muy intensa, provoca que su espalda se arquee cómo queriendo que llegue más pronto a su sexo, mi lengua recorre de forma horizontal la costura de sus braguitas, creando una línea húmeda entre su vientre y su monte de venus . Ahoga un gemido mmmm y enreda sus dedos en mi pelo. Dejo que sus manos se pierdan entre mis mechones despeinados y en una señal silenciosa y desesperada, tira de ellos al mismo tiempo que acerca mi cabeza a su sexo.
Entiendo el mensaje y, tras dejar una mordida en la parte baja de su abdomen, tomo las braguitas con los dientes y comienzo a bajarlas. Me ayudo con las manos hasta arrastrar la prenda fuera de su cuerpo. Siente frío, pero enseguida mi boca besa su rodilla con suavidad antes de separar sus piernas, cierra los ojos por el excitación que le causa la imagen y percibo un suspiro en el momento que arremeto contra su sexo.
Sus músculos también se han rendido, han perdido toda la fuerza, se abandona a la sensación que le produce la punta de mi lengua delineando sus labios más íntimos, la piel se le eriza, puedo notar el escalofrío que la atraviesa. Mis manos, mantienen sus extremidades inferiores lejos la una de la otra, ya no hay resistencia, ahora agarro sus nalgas y comienza a moverse acompañando esos movimientos rítmicos que hacen mi lengua.
El placer se acumula en ella como un huracán. Se crea, crece y se vuelve insostenible. Mis labios succionan, acarician, mis dientes mordisquean, mi lengua lame lento y delicado, dentro, un puro círculo en movimiento como el del ojo de un huracán, mientras ella libera toda la energía cual meteoro categoría siete chocando contra las costas, se estremece y se moja.......
