Jugando en la montaña

Estábamos dando un paseo entre las montañas, a un lugar que a mi me encanta ir. Es una pequeña pradera entre encinas, en lo alto de un monte desde el cual se pueden observar todas las montañas que rodean mi ciudad. El lugar era precioso y tranquilo, y tu estabas como siempre preciosa.
LLevabas unas mallas ajustadas y una camiseta ceñida remarcando tu precioso cuerpo, las lineas y contorno de tus pechos firmes, de formas perfectos, tus caderas perfectas.
Hacia un día caluroso pero la brisa nos refrescaba y movía tu melena mientras sonreías y respirabas el aire puro.
Yo te preguntaba si llevabas tanga. Llevaba rato deseando hacerlo, ya que no podía dejar de mirarte, y de que cada vez deseara mas tener tu boca con la mía.
Entonces tu te abrazabas a mi y me besabas. Notaba como me buscabas con la lengua, como la mía respondía. Notaba cada caricia, y tu saliva mezclándose con la mía.
Mientras te tenia abrazada, buscando la sombra de un árbol me cogías la mano y deslizándola por la espalda me la metías por debajo de las mallas. Así notaba la linea de tela de tu tanga, entre las nalgas.
Me dejabas entretenerme acariciándote el culo perfecto y redondeándolo, mientras poco a poco, tu pegabas tu vientre con el mio.
Suave aprovechabas la cercanía para buscar el contacto de mi piel, buscar si mientras me lamias con la punta de la lengua el cuello, mi sexo se iba poniendo cada vez mas duro.
Tirando de la cuerdecita de mi pantalón de chándal, tu mano tenia vía libre. Y sin ningún pudor se metía dentro, despreciando a mis bóxer, u casi con ansia, me agarrabas el sexo. Primero suavemente lo acariciabas, recorriéndolo, para luego cogerlo con tu mano apretándolo fuerte.
El contacto de tu mano lo notaste tu con el tirón de la tela del tanga que realice, apretándote la tela contra tu sexo, para luego, pasar mi mano hacia delante.
Con un gesto suave, y con un dedo, pase por todo tu sexo acariciándolo....
Ahora estábamos empatados..

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