Quisiera estar en little space

-¿Querés un beso o un caramelo?-


El dulce de un rojo intenso baila entre los dedos de Daddy. Estamos sentados en el suelo de mi habitación, sobre una alfombra fucsia de peluche. Él me envuelve con las piernas mientras yo coloreo en el libro de dibujos que me trajo. Con su otra mano me acaricia suavemente el pelo.


Alzo la mirada y veo una risa juguetona en la comisura de sus labios. El regaliz se balancea, de un lado a otro, tentándome. Sus labios también me tientan.Tuerzo la boca para pensar, es una decisión importante


- ¿Y por qué no puedo tener ambos?-


Daddy se ríe y niega con la cabeza - No puedo dejar que seas tan golosa be...-


Antes de que pueda terminar la frase salto de mi lugar, tiernamente robo un beso de sus labios mientras aprovecho la distracción para robarle el regaliz de entre los dedos.


-Me parece que al final si puedo tener todo lo que quiero- Remato con una voz socarrona. Tomo el regaliz por un extremo mientras mordisqueo la otra punta, avanzo con mordiscos pequeños pero firmes. De tanto en tanto le lanzo una mirada lasciva.


Daddy suspira y empieza a ponerse de pie - Esa te va a salir muy cara - Me amenaza a medida que desabrocha la hebilla de su cinto.


Mis ojos se abren como platos, aprieto las piernas para contener la excitación que empieza a acumularse en la parte baja de mi abdomen.


-Ya sabés lo que tenés que hacer...- Dice ya con el cinto doblado entre sus manos.


Trago saliva y los restos del regaliz que quedaban en mi boca. Lentamente adopto la posición que me enseñó, levanto mi falda y cierro los ojos... expectante.


-Bien, ahora, quiero que cuentes conmigo...-

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