Sentado en el sofá… solo.
Todavía noto la humedad de tus labios en los míos. El olor de tu perfume en mi cuello, mi nuca. Despeinado por tus manos en ese abrazo largo que culminó en un contacto..
. . . . risas. . . más que risas. . . carcajadas a boca abierta con los ojos cerrados orientados más allá de techo. . pero de que techo, si no hay quien sea capaz, de ni siquiera pensar en evitar que volemos. . . ni tu marido.