En una noche calurosa de verano, solo en la habitación, llega una necesidad que pide el cuerpo de sentirse libre, sentirse satisfecho para relajarse. Se despoja de su ropa, entra a la regadera, se ducha y sale desnudo para ponerse cómodo.
Es ahí, cuando el cuerpo pide a la mente recordar paisajes que lo hacía feliz. La mente retrocede el tiempo a varios sucesos en el pasado que sabía que el cuerpo agradecería. El primer pasaje lo llevo al primer encuentro con una Señora de buen ver en un anuncio. Antes del encuentro ella le pidió que, como no lo conocía de favor la recibiría en el cuarto del motel bañado y totalmente desnudo.
El hombre accedió. Al llegar ella, llegó con vestido negro y botas negras, lo miro fijamente, lo toma de su mano y se sientan en la cama. Ella conforme platica de cómo sería este encuentro, cuerpo y mente empezaron a sentir adrenalina a fluir, ella con cada indicación recorría su mano sobre el cuerpo expuesto, dando una sensación de que todo estaría bien.
Acto seguido pidió que se acostar a en el piso boca abajo y procedió con un cubo de hielo recorrer las nalgas hasta meterlo para que se derritiera. Una sensación nunca sentido por el hombre que gemía al sentir el recorrer del agua fría.
En seguida pidió que se recostara en la cama boca arriba, procedió a poner amarres a pies y manos para quedar estirado en forma de X
De su mochila toma un fajo y procede a azotar las plantas de los pies, muslos y manos. La sensación de dolor era increíble para la mente, pero el cuerpo no lo toleraba.
La mente mandó señales de calma para que el cuerpo se sintiera relajado de su tormento y empezó a disfrutar de lo que recibe. Después de los azotes con su mano se colocó en las áreas blandas y comenzó a agitar...
Cuerpo y mente estaban en un frenesí de deseo cuando llegó el momento de éxtasis, ¡el desahogo corporal sucedió!
En eso el hombre recién bañado se despertó, mojado del sueño de la mente! El cuerpo agradeció tan bello recuerdo.
