¿Y si hablamos de masajes...?

7:59 pm Wednesday, 3rd November, 2021

JOKKOK

Vamos a darle algo de vida a esto del blog, porque solo no se escribirá, eso seguro.


Como por aquí hay algunas con poca experiencia, algunas que reconocen que están por aquí por curiosidad y alguna "Timida", además de las que reconocen que lo de los masajes les gusta, por supuesto, voy a explicar cómo es para mí un masaje de los que me gusta dar.


Vaya por delante que por cuestiones de una lesión deportiva me aficioné a los masajes hace ya muchos años... no a este tipo de masajes, claro, pero por algo se empieza.


Poco tiempo después. cuando ya no tenía ninguna lesión, continué con los masajes solo porque me hacían sentir bien. Me regalaba un masaje al mes y me los daba una masajista que fue la primera que me dijo "yo los masajes los doy con el paciente desnudo, así que sácate eso" cuando yo discretamente me dejé los bóxer al estirarme en la camilla. Era una maravilla. Delgada, fuerte, simpática y muy profesional. No acababa con eso que algunos llaman "final feliz" y que me parece una absoluta estupidez. No creo que en un masaje haya que ser feliz al final, sino desde que alguien te pone la mano sobre la piel. Pero bueno eso es cosa mía...


Cerró el centro de estética y pasé una época sin masajes... hasta que un día me dije "¿Y por qué no?" y busqué. Contacté con una masajista, acordé una hora y un día y fui, una chica brasileña que me hizo recordar lo que me gustaban los masajes. Al salir de su casa en Barcelona, tenía un mensaje en el teléfono de la segunda opción, que no me había contestado. Que si quería, al día siguiente podía y que además estaba muy cerca de mi casa, en Gavà. Dije que sí y en menos de 24 horas me daba un segundo masaje. ¡Que maravilla de masaje y de persona! Carol me ha estado dando masajes durante años.


Hasta que un día me dijo "Si te gustan tanto los masajes deberías aprender". Yo pensé que se refería a ir a algún lugar a hacer una especie de curso. No tenía tiempo para eso, normalmente estoy ocupado y no me apetecía dedicar tiempo a algo así. Pero ella lo que me proponía era enseñarme a hacerlos. Y a eso sí que acepté. Así que cuando venía a darme un masaje, se quedaba un tiempo más para enseñarme lo que debía hacer para que la otra persona disfrutara de mis manos y en mis manos.


Como en todo curso hay un día de examen. El examen era con ella de paciente. No se me ocurría nadie mejor y a la vez nadie que fuera más exigente.


Y ese día del examen empezó mi pasión no solo por recibir masajes, sino especialmente por darlos.


Quería llegar aquí porque Carol no sabía que los masajes que le daba acabarían haciéndole descubrir que era sumisa. Como algunas de vosotras, ella también tenía un interés por su lado más "entregado", porque alguna vez sus parejas fueran algo más "duros" que normalmente, por alguna lectura o por alguna película mala que le provocaban algo que estaba cerca de llamarse excitación... pero, de eso a ser sumisa, ¿verdad? hay un salto.


Ya le había dado varios masajes, en el último se había corrido cuando el masaje llegó a sus tetas. Me sorprendió, lo reconozco. Un orgasmo explosivo, incontrolable y solo tocándole las tetas.


Ella había acabado de darme el mío de más de una hora y me dijo "ahora me toca a mí". Se sacó el top que llevaba y se quedó con el tanga. Se estiró boca abajo y yo empecé a darle el masaje. Pero esta vez pensé que a mí me había gustado que se corriera y que quería que eso volviera a pasar y no solamente cuando le tocara las tetas. Esta vez no me iba a llevar una sorpresa. La iba a provocar.


Sé que ella no sabía que era sumisa. Lo que sí sabía es que a mi me gusta dominar porque desde antes de Carol yo ya era así y el sexo que más difrutaba era con parejas sumisas.


Empecé por sus piernas, exactamente por sus pies y fui subiendo tal y como ella me había recomendado. Todo normal. Solo hacía falta empezar a dar sorpresas... cuando ella ya estaba completamente llena de aceite -me gusta con mucho aceite y que sea bueno- le agarré los tobillos con fuerza y le separé las piernas de un tirón. Se abría bien y se quedó abierta. Noté que algo de efecto había hecho la primera sorpresa porque su respiración se agitó. Cuando das un masaje percibes todo de la otra persona. Seguí con el masaje por las piernas, muy profesional pero sin dejar que las cerrara. Sobre todo la cara interna de sus muslos hasta su ingle y su culo. Masajear los muslos por dentro y llegar justo a un milímetro de su coño -iba a decir sexo, pero no voy a estas alturas a usar eufemismos, lo siento.- y luego seguir por el muslo y luego volver a acercarse y alejarse, provoca una sensación de descontrol que no os podéis perder. Y sin dejar que cerrara sus piernas ni un milímetro porque cuando, casi inconscientemente, las juntaba, yo volvía a sujetar sus tobillos y se las abría, dejando claro que mis manos eran suaves pero cuando la sujetaban no lo eran, yo iba acercándome a tocarla sin tocarla justo allí donde ella pensaba que la iba a tocar.


Su tanga se mojaba. Era banco y son muy indiscretos en ese color. Me dediqué también a su culo. Un culo de una de 20 en una de 34. Lo juro. Un culo deportista. Un culo colombiano precioso. Un culo con vida propia, porque empezó a levantarse ligeramente cuando lo masajeaba más fuerte separando sus nalgas. Y entonces le di un azote que le dejó la mano marcada. Y le encantó. Otro más y otro y aun otro más. Un ligero sonido y su culo levantándose un poco más.


El masaje siguió por la espalda, por sus hombros, sus brazos y sus manos, siempre ella boca abajo y con los ojos cerrados...


Y cuando ya pensaba que ya no volvería a bajar, empecé un masaje muy rápido con mis manos desde su espalda hasta sus pantorrillas. Los muslos. El culo. La espalda otra vez. Todo en la misma pasada. Un masaje muy fuerte, rápido, compulsivo, con pasadas largas que abarcan todo el cuerpo. Que sintiera las manos frotarla sobre el aceite y sobre la piel. Y, de pronto, volvía a hacerlo suave, lentísimo, casi sin tocar la piel, que solo sintiera el calor de las manos después de frotarla, el aire entre mis manos y su piel caliente y brillante, para luego volver a desatar el masaje lo más fuerte posible ...


Alterné eso durante un buen rato. El tanga decía que le gustaba, pero a mí ese tanga ya me molestaba. Agarré sus tobillos, le junté las piernas y agarré el tanga con una mano y se lo bajé de un tirón hasta sacarlo. Ella sola abrió las piernas mucho más de lo que yo se las había abierto antes y levanto el culo abriendo su coño. La volvía a azotar y dijo un "sííii" largo y blando que salió del fondo de su pecho.


Le agarré las caderas, le levanté el culo y mi masaje empezó a pensar que tb tenía que entrar en ella....


No os quiero cansar, que está siendo muy largo... ya seguiré en otra ocasión.










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Disfrutar del sexo dominando a una buena sumisa dispuesta a soltarse