¿Vienes?
Con mi polla dura como el granito, me era imposible negarme a nada de lo que me pidiera.
Su marido se recostó en la cama y ella se sentó de nuevo encima y comenzó a follarlo suavemente. La visión de ese culazo contoneándose me volvía loco.
-¿Te apetece follarme el culito?
Madre mía, mi sueño hecho realidad.
- Pero primero lubrícamelo bien.
Y allí que fui. Comencé a masajear su culo, a separar las nalgas mientras me ponía de rodillas al borde de la cama, entre las piernas de su marido. Era una sensación rara comerse ese culito y tener un polla y unas pelotas cerca de tu cara, notando cómo se deslizaba por ese coño mojado. Mi lengua entraba cada vez más en su culo, lubricándolo bien y ellos subían el ritmo de las embestidas. Como suele pasar, se salió la polla, momento que aproveché para lamerla un rato mientras a ella le metía un dedo por el culo, quería dilatarlo.
Introduje la polla en su coño nuevamente y forcé para meter tres dedos...ella gemía como loca.
- Fóllame el culo, cabrón
Me levanté de un salto y acerqué mi polla a ese delicioso y lubricado culito... el glande comenzó a entrar...ufff...estaba muy apretadito...- para...mmmm...siii- me decía con los ojos vueltos de placer... su marido se había detenido.
la agarré por las caderas y de un solo empujón se la metí toda
- ¡¡Aaaahh!! hummm!!
Comenzamos los dos a follarla duro y contra todo pronóstico se corrió a chorros antes que nosotros. Pero pedía más y nosotros se lo estábamos dando.
Mordía su cuello, su hombro, pasaba mi lengua por su espalda... quería comerla enterita...la deseaba más que a nadie en toda mi vida...
Era el momento de parar. Me tumbé en la cama y ella comenzó a comernos la polla a los dos...mientras chupaba una, masturbaba la otra... yo estaba en el cielo...
Pero se concentró sólo en mí, en mi polla, mis pelotas, mi culo..todo mi cuerpo era su juguete. Su marido se puso de rodillas encima de mi cabeza, dejando sus pelotas en mi cara... saqué mi lengua para lamer... parece que le gustaba.
Ella metía la lengua por mi culo, lo lubricaba y abría...ya metía dos dedos y yo me moría de placer...
-¿te gustaría sentir su polla dentro? Vaya...no sé si podría aguantar... pero estaba tan excitado...
- Me gustaría probar si puedo aguantar...
- Levanta las piernas.
En el borde de la cama, con las piernas levantadas, se acercó con la polla a mi culo y comenzó a tantear...reconozco que el roce me excitaba un montón. Ella me besaba
mientras me pajeaba y pellizcaba mis pezones.
Sentí una presión enorme... uuuhh... el glande estaba entrando. Se detuvo para que me acostumbrase y después lo sacó lentamente...eso me gustó mucho, pero mucho.
Ahora ya podía entrar hasta la mitad y yo sentía como que me iba a correr pero no me corría, era como un orgasmo largo y sin eyaculación...
Él comenzó a darme más fuerte, y yo ya no podía más, tenía la polla como una puta piedra y quería correrme, pero en la boca de mi Diosa.
- Chúpamela, zorra...aaarhhh
Noté cómo la polla de su marido se ponía más dura en mi interior...estaba a punto de correrse, y yo también...
Ella me chupaba la polla como si no hubiese mañana y sentí ese dulce momento previo a correrte sin poderlo evitar. Llené toda su boca de semen caliente mientras que su marido hacía lo mismo en mi culo...
Se tragó toda mi leche y luego recogió lo que cayó en mi abdomen y me besó.
Le tocaba limpiar la polla de su marido y beber la leche de mi culo. Aunque para eso su marido me lamió y recogió toda su corrida en su boca, y después besó a mi Diosa.
Yo estaba exhausto, agotado. Pero cachondo.
Nos dormimos los tres en la cama. Yo abrazado a mi Diosa con la polla bien pegada a su culo.