Este es el primer relato de una serie de aventuras sexuales autobiográficas de estos últimos años. Obviamente los nombres que aparezcan en los relatos serán ficticios para mantener el anonimato. Nos conocimos en el trabajo los dos estábamos casados en ese momento y pasábamos por un bache en la relación de pareja. Un bache con el paso del tiempo fuimos conociendo más en profundidad nuestra historia convenzo 3 años después de habernos conocido. Fue un enamoramiento gradual paulatino a los dos nos asustaba el juego de lo prohibido. Atracción física era más que evidente y no había una persona que nos viera actuando que no supiera en ese momento qué ardíamos en el deseo de follarnos ahí mismo. Algo que pronto sucedería en múltiples ocasiones, pero no adelantamos acontecimientos he de decir que trabajábamos en una residencia por lo tanto había un montón de habitaciones y de salas que unidas a nuestras fantasías se convirtió el lugar es de juego y lugares de sexo mas atrevido.
El primer beso me lo dió ella. Como siempre que llegaba al trabajo ella se quedaba hasta que estuviéramos solos. Ella había conseguido hacer de la ropa de trabajo, ropa provocadora. Utilizaba mallas color negras. Benditos leggings. Ceñidos, subidos hasta que marcaba el coño, esperando a que le miraba. Tantas veces los subía ante mi Sonriente mirada. Acompañaba a los leggings con una camiseta gris de algodón, escotada y ligera. Dejaba a la vista el hombro, donde apoyaba su melena ondulada morena y rojiza. La tira del sujetador asomaba para que pudiera componer el resto de la tela que sujetaba sus pechos perfectos. Tetas perfectas en la boca ebtran. Así son. Como mi palma de la mano. Suaves. Sensibles. Una bonita aureola redondita protegiendo el pezón más sugerente que nunca comí. Bonitos pechos los quiero otra vez. Echo me mucho de menos follarla otra vez. La amé, la amo, preciosa, carisma y puta en Ia cama. Cada hombre debería conocer una mujer como ella. Un coño de otra dimensión. Siempre mojado a mi primera seducción. Tremendo. Saborearlo conmigo. Podéis coméroslo. Yo os dejaría.