Un viaje inolvidable, gracias a la profesora

8:34 pm Wednesday, 7th July, 2021

jorge164LaPlata

La presencia de la Profesora Marina, en el viaje-campamento que realizamos en 5to año de la secundaria, no nos causó sorpresa, ya que en todas las “salidas educativas” siempre nos acompañaban no menos de tres profesores . Y en éste, la profe se sumó a los dos profesores de educación física que eran los verdaderos gestores de la excursión. No obstante, era la única mujer del grupo, ya que además de los citados profesores, participábamos los 19 alumnos varones de la 6ta división del Colegio. Tampoco nos pareció raro, al menos en un principio, que ella buscara consenso durante el viaje en el colectivo, para la aseveración: “Todo lo que ocurra en el campamento, debe quedar entre los que vinimos al campamento”. En realidad, no le dimos importancia cuando lo dijo, pero nos comprometimos a cumplirlo cuando empezamos a rememorar todo lo que había acontecido.
En principio, todo fue muy predecible, pero siempre divertido: el viaje, la llegada, el armado del campamento y las actividades hasta llegada la noche. Allí comenzó lo que motiva esta narración, y ya puedo contarlo porque ha pasado bastante tiempo.
Lo primero yo no lo presencié, pero trataré de describirlo tal como me lo contaron: una vez que todos nos metimos en las carpas con la consigna de descansar para madrugar al día siguiente, la profe, a la que le habíamos armado una carpita para ella sola, se metió en la carpa de los dos profesores de gimnasia.
Aquí tengo que hacer algunas digresiones importantes: los profesores eran dos muchachos de algo más de 30 años, de cuerpos muy trabajados y modales modernos; en cambio la profe, era una mujer seria, muy culta y refinada que ya había llegado a los 50 y a la que, confieso, jamás había mirado como mujer hasta ese momento, ya que yo contaba en esa época con no más de 17 años.
Y cuentan que la profe se metió en la carpa diciendo: -Uds piensan que siendo la única mujer entre más de 20 hombres vine para cocinarles y atenderlos? Están muy equivocados. Vine con otras intenciones…
Y fue directamente hacia uno de los profes que estaba echado sobre su colchón inflable y con decisión le bajó el joggin. Comenzó a acariciarle el miembro y apoyó su otra mano sobre los abdominales firmes de Javier, que así se llamaba el profe, agachada en cuatro patas. El otro profe, casi sin creer lo que estaba viendo, como maniobra casi instintiva, hizo lo propio con el joggin de la profe, dejando al descubierto su hermoso culo. Para esto la profe ya había metido en su boca el miembro de Javier, mientras que Carlos, maravillado con ese culo, y viendo que la profe ya estaba bastante humedecida, la penetró como perrito. Los dos jóvenes profesores, entre excitados y asombrados, siguieron disfrutando de esa mujer que parecía poseída y bramaba de placer. Los ruidos de esa carpa nos llamaron la atención, y fue allí, cuando yo pasé a ser testigo directo y también actor de la situación. Los profes sorprendidos acabaron rápidamente, pero la profe, a esta altura muy excitada, vio que nosotros espiábamos y solo dijo: - Quiero más pijas!
De a uno nos fuimos sacando la ropa y ella manoteaba y succionaba cuanto miembro se ponía a su alcance. Nos mostraba su culo precioso y anhelante y empezamos a animarnos a penetrarla, uno por uno, maravillados por sus gemidos de placer. Cuando me llegó el turno de penetrarla, yo estaba excitadísimo, vi chorrear semen entre sus piernas, pero esto no me amilanó. La profe me intimidó un poco al mirarme a los ojos, pero parecía solo estar aprobando el enorme tamaño que había tomado mi miembro y se dispuso a disfrutarlo. Bramó de placer en cuanto la penetré, y eso me dio más valor y mayor excitación. Un momento después, que para mí fue eterno por la enorme sensación de placer que sentía, la profe tuvo su mayor orgasmo. Sus gemidos pasaron a ser alaridos, que casi nos asustaron.
En cuanto yo acabé, se acostó de espaldas al piso y, con las manos, siguió invitando participantes a poseerla. Creo que casi todos acabamos adentro de ella. Uno de los profes, ya repuesto de su primera sorpresa, se acostó sobre ella y la estuvo cabalgando durante varios minutos, ante la mirada maravillada de todo el grupo. Cuando esta escena terminó y ya nadie tenía resto para algo más, la profe se levantó tranquilamente, tomó su ropa y caminó hacia su carpa como si nada hubiera pasado. Al otro día, el regreso fue muy silencioso. Nadie se atrevía a comentar nada. De soslayo observábamos a la profe, que ahora nos parecía una mujer hermosa; la que erguida en su asiento, volvió a ser la mujer seria y distante que siempre habíamos conocido.



Comments

6:14 pm Thursday, 19th August, 2021 sandradelva640

Hola es solo una historia no fue real.

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jorge164LaPlata
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Soy atletico, caballero y cariñoso