Tu mirada se clava en mí y me atraviesa como la luminosidad del universo. Me dices que no, que no es el momento y que mis padres pueden escucharnos. Pero mis manos se mueven con vida propia y ya han decidido acariciar tu sexo con la misma presión con que nos invaden nuestros deseos.Tú la apartas, y me vuelves a decir que no con una sonrisa tierna y traviesa. Siento como un escalofrío me recorre la nuca arrasando las fronteras de la contención. No puede resistirme a tus encantos femeninos mientras percibo como tu cuerpo tiembla de deseo.Su rostro es angelical, cálido y morboso. Me pregunto si el propio Miguel Angel sería capaz de construir tanta belleza en una de sus esculturas… aunque ya nunca lo sabremos. Su falda negra y aterciopelada consigue que mis manos disfruten de la suavidad que acompaña a sus curvas vertiginosamente redondeadas. Creo que voy a perder la cabeza…Te cojo con fuerza y te subo a horcajadas sobre mí. Tus labios ansían tanto los míos que tus besos se traducen a mordiscos como si quisieran hablar un idioma que desconocen. Agarrada de mi cuello te ríes cuando mis manos acarician tu vagina humedecida.De nuevo me dices que no, pero esta vez sin el uso de tu lengua. Esa lengua que tanto deseo que se pasee por mi miembro que suspira a gritos liberarse de su encarcelamiento. Mi mente planea un motín para que se escape de esa cárcel de rejas vaqueras. Mi mano derecha vuelve a presionar tu sexo con movimientos fuertes y rápidos. La música empieza a sonar con tus gemidos, pero te regaño para que mis padres no nos escuchen y descubran.—Estás loco, no podemos hacer nada aquí, no quiero que tus padres nos pillen—No me apetece compartir tus gemidos con nadie. Son música celestial para mí. Pero no te preocupes por eso, yo me encargaré de que consigas contenerlos—Me estás poniendo malísima, pero no vamos a hacer nada, así que para…Sus pies vuelven a posarse sobre el suelo, pero su mirada le ha robado el fuego al mismísimo infierno. Me acerco a ella restregando mi erección sobre su cuerpo. Su respiración pisa lentamente el acelerador.—Quiero estar dentro de ti. Quiero ver como tu cara se desdibuja y me muestra la liberación de tu deseo contenido.