Mi primera experiencia Swinger

Vine a vivir a Europa cuando aun era un niño y estuve muchos años sin visitar Brasil, mi tierra natal, hasta que cuando cumplí los 21 años decidí emprender el viaje sólo y volver a encontrarme con mis orígenes.


Era Diciembre y estaban todos preparándose para celebrar el final de año, entre ellos mis amigos de la infancia que ahora como yo eran ya todos adultos. Tenían un plan, alquilar una casa en la playa y organizar una gran fiesta privada. Así lo hicimos, uno de ellos es Dj y se encargó de la música y yo que había estado trabajando en la noche los últimos 3 años me encargué de las bebidas, cocteles y demás. La fiesta fue un éxito, tanto que el dueño de la casa, que estuvo presente para asegurarse de que no rompíamos nada, pidió mi numero porque le interesaba contratar mis servicios para una de las fiestas que él organizaba en esa misma casa.


Al cabo de un par de días me llamó, me contó que la casa que habíamos alquilado para nuestra fiesta en realidad era una casa donde se organizaban regularmente fiestas de intercambio de pareja y que cada año hacían una fiesta a principios de Enero para celebrar el inicio de un nuevo año. Me explicó que la temática de la fiesta sería Ibiza, todos vestidos de blanco, música electrónica y que él quería que yo fuera el bartender de la noche, el jovencito acabado de llegar de España. Me ofreció una buena compensación y yo intrigado por la posibilidad de presenciar una fiesta Swinger acepté.


Llegado el día, me vino a recoger y GAME ON. Detrás de la barra veía como iban llegando los invitados, personas de todas las edades todos muy elegantes con sus vestimentas blancas, gente normal, rompieron cualquier estereotipo o idea preconcebida que yo pudiera tener hasta el momento. La fiesta empezó y poco a poco los participantes se fueron soltando, desinhibiendo y acercándose los unos a los otros. Algunos de ellos tomaron especial interés en el bartender de España, se acercaban a la barra y procuraban saber más sobre mi, siempre desde el respeto y la educación, me proponían saltarme la barra y participar de la fiesta, algunos venían con sus esposas y me decían que ellas estaban interesadas en mi, me decían que las tocara y mientras lo hacía ellas me "robaban" besos y me acariciaban.


Llegando al Ecuador de la fiesta el dueño se acercó a la barra, me dijo que ya había preparado suficientes cocteles y me invitó a que le acompañara. Yo estaba nervioso pero a la vez excitado, levaba media noche viendo como las cosas se calentaban abajo y ahora me estaba llevando al piso de arriba donde las habitaciones. Abrió una de las puertas y allí estaba ella una rubia despampanante, una MILF en toda regla, a cuatro en la cama completamente desnuda a excepción de un liguero, era la esposa del dueño. Me dijo, - "Adelante chico, fóllatela", yo a mis 21 añitos con todas las hormonas hirviendo tenia el pantalón a punto de explotar, no tuvo que repetírmelo.


Mientras me follaba a la jefa otros hombres fueron entrando a la habitación y ella insaciable los quería a todos, a la vez. Me encontré rodeado en un momento, habían pollas por todos lados y ella estaba cada vez mas mojada, sentía como le palpitaba el coño mientras la envestíamos desde todas las direcciones, y llenábamos todos los rincones de su cuerpo. Me corrí y cedí mi posición a uno de los caballeros que estaban por al rededor mientras escuchaba como entre gemidos ella gritaba - "Más, traedme más, quiero más".


Bajando las escaleras otra mujer, de unos 35 años aparentemente, vino hacia mi con una sonrisa, me agarró del brazo y me arrastró a la piscina, me dijo - "Llevo toda la noche esperándote" dentro del agua empezó a besarme, mordisquearme por todo el cuerpo, frotarse contra mi... Dios, ya estaba listo para otra ronda, sentía que mi polla iba a reventar estaba palpitando con las venas bien hinchadas cosa que a ella le encantó, la agarró fuerte y se la metió en el ano sin goma. Estuvimos follando en la piscina hasta que me volví a correr, dentro de su rico culito, no me lo podía creer ni en mi más salvaje fantasía.


Al salir de la piscina otra chica se me acercó, era jovencita diría que se acercaba más a mi edad. Estaba un poco tímida y me pidió que la acompañara a su coche porque según ella tenia allí una botella de un alcohol con el que quería que le hiciera un coctel. Yo, obviamente, la acompañé para descubrir que era una argucia de la chica con el fin de tener un momento a solas conmigo. Sentado en el asiento del copiloto se me montó y empezó a frotarse contra mi paquete mientras me besaba y tocaba mi cuerpo. Así es, benditas hormonas juveniles, ya estaba listo para hacerlo otra vez.


Así estuve todo lo que quedaba de fiesta, pasando de una a otra hasta que amaneció. No sé cuántas veces me corrí esa noche pero si sé que ha sido una experiencia inolvidable, la llevaré conmigo siempre y desde entonces he estado buscando volver a vivir algo similar.


Unos años más tarde, en Barcelona, volví a un club swinger pero esa es una historia para otro momento.

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