19 de Marzo: un castigo inesperado (G).
Estaba muy emocionada, no lo había visto hacía 20 días. Habíamos hablado casi diario, pero no era lo mismo. Extrañaba sus caricias, sus besos en mi espalda, su respiración en mi oído, sus manos en mi cuello, sus labios en mis piernas, que me diera nalgadas por portarme mal … Oh dios, sus nalgadas.
Durante el tiempo que no lo vi procuré llevar a cabo las tareas que me había encomendado y estaba muy comprometida en ello, después de todo, no le quería fallar. Sin embargo, creo que de forma inconsciente, una parte de mi quería sabotearme para recibir el tan anhelado castigo. Cuando llegué a su casa se estaba bañando, lo esperé en la cama. Platicamos y oscureció por completo. Le conté todo lo que había hecho en su ausencia, lo bien que me había portado y lo mucho que deseaba iniciar con la sesión. También le conté mis actos de desobediencia. Me dijo que debía esperar hasta el anochecer. El sol se ocultó y había llegado el momento.
Estaba ansiosa por saber que iba a hacer… Primero colocó mis manos detrás de mi espalda, las ató. Después pasó la cuerda varias veces por mi torso, incluyendo mis pezones. Puede parecer raro, pero estaba tranquila. Sé que sabe lo que hace, y sé que me gusta lo que me hace. Acabó de amarrarme, no podía mover mis brazos. Tapó mis ojos. Una vez más... estaba a su disposición. Me hizo arrodillarme y comencé a darle sexo oral. No sé porque me excita tanto hacerlo, creo que es porque me gusta saber que lo disfruta, que lo hago feliz. Se sentó en la cama y me puso una suerte de collar en el cuello, con el que empezó a dirigir mis movimientos. ¿Un collar? Tiene sentido, soy su Gatinha después de todo. Me hizo inclinarme y seguí dándole sexo oral. Podía sentir lo duro que estaba, me encantó saber que estaba tan excitado. Todo iba de maravilla, hasta que me tomo por el cabello y me hizo levantarme de mi posición... hora del castigo susurró. Me llevó a la otra habitación y me hizo inclinarme sobre sus rodillas, debo confesar que estaba muy excitada pensando en recibir sus nalgadas, en cambio me colocó un plug anal y un vibrador a control remoto. Después me llevó cerca de la ventana y puso algo más en mi cuello… era pesado… estaba confundida. Mi respiración se acelero al escuchar que las persianas se abrían y al ver de reojo los destellos que surgían de mi cuello, me había colocado una lampara. Ahí estaba yo, desnuda, atada, con los ojos tapados, parada frente a un ventanal que da a los edificios de enfrente de su casa y con una lampara en modo flash en mi cuello. Comenzó a utilizar el vibrador, un final delicioso. Al terminar me dijo: este el castigo por subir a mis redes la foto que según tú te habías tomado solo para mi, si quieres que todos vean lo que es solo para mis ojos… espero que hayan disfrutado del espectáculo.
