Primer día de sumisión

Danil852

El siguiente es un relato que escribió para mí una de mis sumisas como parte de su diario de sumisión. Su nombre era G...


Estaba nerviosa. Me advirtió lo que me pasaría desde que concretamos la cita para vernos. Al leer las lineas que iban apareciendo en el celular sus mensajes sentí una sensación muy intensa, la misma que había sentido años atrás cuando mi novio de aquella época me desabotono el short en la playa y me toco por primera vez. Sentí como la humedad brotaba de mi y eso me hizo temblar...



Tomé el autobús camino a su casa. A lo largo del trayecto sentí una opresión en el pecho, mi ritmo cardiaco no era el normal y tenía la sensación de que alguien me tomaba fuertemente por la cadera, eso aunado a la humedad de mi ropa interior me hacía sentir que ese viaje, de por si largo, duraría una eternidad. Mientras transcurría el tiempo, esas sensaciones se volvían menos intensas, entonces, como un adicto en busca de saciar su necesidad, volví a leer los mensajes que me había enviado y nuevamente, me volví a sentir muy excitada.


Llegué a su casa y estaba muy nerviosa, después de todo, nunca me habían amarrado. Nerviosa… sí, pero muy excitada. Me dijo que me recostara sobre la cama, sólo con mi ropa interior y que doblara las rodillas. Obedecí, me gusta hacerlo, hay algo muy excitante sobre eso. Me quite el vestido que había comprado para él y le mostré mi ropa interior negra, como el me lo había indicado. Me acosté en su cama y doblé mis rodillas.


Me cubrió los ojos, me quitó el sostén y ató mis manos a la cabecera de la cama. Siempre me gusta que sujete mis manos, pero ahora era diferente, era mejor. Podía sentir la fuerza de sus manos mientras me sujetaba, así como también podía sentir su dominio sobre mí en sus palabras, en sus actos y en la forma en la que me lamía los pezones. Una vez que estuve sujeta a la cabecera de la cama, me quitó las bragas (que ya estaban empapadas en mi propia excitación) y me las metió en la boca con algo de rudeza, lo cual, me hizo mojarme aún más. El fluido de mi excitación bajo por mi entrepierna y él, lo lamió de abajo hacia arriba deteniéndose en el borde de mis labios. Yo quería que me hiciera sexo oral y deseaba terminar en ese momento, pero el me tenía preparado algo mucho mejor y sabía, que entre más tiempo invirtiera en calentarme, mejor sería el resultado.


Escuché como desenredaba la cuerda. Comenzó a pasarla alrededor de mis piernas y después de varios sorprendentemente bien estudiados nudos, la ató a las orillas de la cama. Ya no podía estirar las piernas… o moverme. Solo estaba ahí, recostada, a su disposición. Mi corazón latía rápido, me encantaba. Comenzó a tocarme, me gusta como lo hace, amo sus dedos. Después usó su boca. Mi respiración se aceleraba más y más. Al intentar mover las piernas podía sentir la cuerda ajustándose a mi piel. Esta nueva experiencia me estaba gustando a sobremanera. ¿Está mal? ¿Es raro? No sabía, sólo sabía que era fantástico. Pero aún faltaba algo. Estaba tan excitada, tan húmeda. Sólo podía pensar lo mucho que quería que me cogiera. Se acercó, pude sentirlo sobre mí… y luego dentro de mí. Su miembro estaba tan duro que por un momento pensé que estaba usando un juguete. Instintivamente intentaba mover las piernas, pero no podía. Sólo sentía las cuerdas sujetándome, y mi respiración… rápido… rápido… más rápido… Quise gritar, quise retorcerme, quise gemir tan fuerte que todos los vecinos supieran lo delicioso que la estaba pasando, pero mi propia ropa interior metida en mi boca, lo impidió. Un final delicioso.


Todavía seguía temblando en la cama intentando descifrar lo que había ocurrido cuando me libero de la mordaza. Ahora me toca a mí, me dijo y comenzó a meterme su verga en la boca. Sentí lo dura que seguía, así como el sabor de mis propios fluidos, era una combinación que me provocaba querer hacer lo mejor posible para hacer que él terminara y poder disfrutar de su semen en mi boca. Me hizo lamerlo, chuparlo, me pellizco los pezones, me sujeto por el cabello, me dio cachetadas, lo introdujo muy profundo en mi garganta... terminó sobre mis pechos, en boca y en mi cara... y yo me sentí muy satisfecha por haberle dado el placer que el tanto me dió.


Me quitó con cuidado las cuerdas de las piernas y me liberó las manos de la cabecera de la cama pero no me quitó la venda de los ojos. Me dijo que me pusiera cómoda y que me quedara quieta y obedecí. Comenzó a tocarme nuevamente y con ello, yo volví a sentirme muy excitada, casi tanto como a leer y releer sus mensajes. Ahora, ya libre de las ataduras, luchaba por quedarme quieta, pero la sensación que me producían sus dedos masturbándome lo hacía muy difícil. Mientras me tocaba, llevaba con sus dedos el semen de mis pechos y mi cara hacia mi boca y me hacia lamerlos.. Cada que me movía de más, me tomaba fuertemente por el cuello y aceleraba el ritmo de sus dedos, y él sabe lo mucho que me excita que me tome por el cuello... otro final delicioso... Me sentía rara... son esas cosas que nunca piensas que harás. Pero bueno, supongo que si no lo pruebas nunca sabrás si te gusta.


G.

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