Encuentro sin expectativas - Parte 3

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Por fin a solas, me puse a su espalda y la tomé por la cintura, hablándole en su oído, mis manos subieron hasta su pechos, mientras le mordisqueaba juguetonamente la oreja. Luego comencé a reconocer su cuerpo, mis manos se deslizaban sobre sus ropas, abdomen, cintura y caderas eran parte del recorrido.

Un beso y tras probar su boca, baje hasta que mis manos alcanzaron la piel de sus piernas, levanté sus polleras para encontrar su prenda intima, le quite la ropa interior, acaricie gentilmente su entrepierna y la lleve suavemente hacia el frente, para que su nalgas suaves y desnudas quedara a la vista, en ese momento le puse un beso negro delicioso que encendió el fuego en ambos. 

Tras ese primer avance nos incorporamos y frente a frente su blusa, falda y sostén cayendo como hojas en otoño, lo mismo mi ropa, que ella quitaba. 
Desnudos y sin nada que ocultar, nos dejamos llevar por el deseo. Sus pechos generosos llenaban mis manos y por fin pude saborear su entrepierna, caliente y jugosa, sus labios menores se abrían formado un corazón, que en su centro era de color rosa, estiré los extremos de ese corazoncito de lujuria, apretándolos entre mis labios, dejando en espera el asalto al clítoris, que poco a poco se asomaba, brillante como una perla, como un caramelo que luego lamí hasta sentir su excitación.

De pronto su pelvis cobró vida, quería ser penetrada y mis dedos se colaron en sus entrañas, mientras mi boca seguía jugando en su vulva. Rápidamente mis dedos encontraron el área exacta, su zona G estaba en la punta de mis dedos. Comencé con caricias suaves, que lentamente crecieron en intensidad, hasta convertirse en un masaje furioso, que nos puso a ambos en un limbo, donde nada más importaba, la hora, el calor, el lugar eran lo de menos, lo único importante era el placer nos brindábamos.

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