Una noche de trío inesperada. Parte 3 y Final

Peter

De nuevo le di la vuelta. Y mi amigo se puso debajo. Ella se agachó y escondió su pene dentro de su coño. La empujé hacia adelante. Y su ano quedó abierto, ya lubricado, delante de mí. 
Acerqué mi glande a dicha apertura y comencé a penetrarla poco a poco. Primero la punta. Luego un poco más. Ella gemía. Mi amigo estaba quieto. Al poco pude penetrarla por completo. Agarré su pelo y tiré de nuevo de su cabeza hacia atrás. - Ahora vas a saber lo que es estar completamente llena. Quiero que lo sufras y que lo goces. Y quiero que cuando no puedas más te corras a chorros encima de mi amigo.Comenzamos a movernos de forma alternativa. Mientras yo iba saliendo por su ano mi amigo avanzaba por su vagina. Y al revés. Para ella era la primera vez que la follaban dos tíos al mismo tiempo. Sus gemidos se habían convertido en gritos, cada vez más intensos a medida que nuestro ritmo se iba acelerando. Yo la seguía tirando del pelo y la azotaba mientras mi amigo apresaba sus tetas entre sus manos. No recuerdo cuánto estuvimos moviéndonos. La habitación se estaba llenado de sudor, jadeos y gritos.Mi amigo soltó de repente:- ¡Me voy a correr, puta! ¡Voy a correrme en tu coño de zorra y llenarte de mi leche!Al oír esas palabras ella tampoco pudo aguantar más y un orgasmo brutal recorrió todo su cuerpo, desde su cerebro, pasando por su nuca, su espalda y su columna, hasta llegar a su entrepierna en forma de espasmos incontrolados. Yo me separé y mi amigo comenzó a correrse junto a ella. Pude ver cómo su semen resbalaba por su miembro mezclado con los flujos de ella. Finalmente, ella se apartó y se tumbó junto a él. Ambos agotados. Aunque mi amigo, que nunca deja de sorprenderme, se levantó y dijo:- Me voy a la ducha.Nos quedamos solos en la habitación. Ella me miró, se acercó, agarró mi pene erecto y me dijo:- Ha sido el mejor orgasmo que he tenido en la vida. Y quiero agradecértelo como es debido.Comenzó a chupar el glande mientras sus manos subían y bajaban por el resto de mi polla. De vez en cuando se golpeaba con ella, mostrándome una sonrisa pícara. Le encantaba ese juego. Sus ojos me decían que quería que me corriese en su cara, que llenase su boca de leche, y ya no pude resistirme más. Agarré su pelo, levanté su cara hacia mí, y comencé a echar chorros blancos encima de ella. El primero recorrió su cara desde la boca hasta la frente. El segundo se posó en su lengua y sus labios. El tercero se quedó en una mejilla. Y el resto entró directamente en su garganta mientras me chupaba y succionaba.Cuando me dejó el miembro completamente limpio me miró con una sonrisa de oreja a oreja. La cara manchada. Sus labios aún con mi semen en ellos. Con un dedo recogí mi esperma de su piel y lo llevé a su boca. Me agaché y la besé. Mi sabor se mezcló en nuestras lenguas. Nos estuvimos besando mucho tiempo. Justo en ese momento volvió mi amigo de la ducha.- Venga, tortolitos, dejad de joderme la noche que tengo mucho sueño.Nos reímos, y nos quedamos abrazados en la cama. Al poco noté su respiración pausada y suave. La besé de nuevo. Cerré los ojos. Y me quedé profundamente dormido.

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