Ronda de Barcelona (1a parte)

8:22 am Saturday, 4th January, 2020

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La noche estaba cándida. Serena y abierta de estrellas. Prometía cuidar los pequeños detalles que se necesitan en una cita como esta. Ya estábamos en el coche, camino de recoger a la otra pareja. Eva me confesó sus nervios y sus ganas. Le apetecía mucho conocer a esa mujer con la que había flirteado por el móvil en los últimos días. Se las prometían calientes. Ambas habían fantaseado durante horas en la distancia, y casi podrían considerarse amantes y amigas. Tenían un plan, y deseaban con impaciencia ejecutarlo.

Llegamos al punto A (así le llamaban ellas), allí estaban ellos, esperando en un semáforo del paseo García Fària, frente al hotel donde se hospedaban. Paramos y Eva salió del coche para dirigirse a Ana. Se iban a dar dos besos, pero por un impetuoso impuso acabó siendo un pico. Entraron en los asientos traseros y él, Héctor, se subió conmigo de copiloto.

Tras unas efímeras y tímidas presentaciones, puse el coche en marcha. El plan seguía su curso. Apenas llevábamos unos metros, ellas ya estaban besándose. Podía sentirse el deseo acumulado, y la descarga que producían. Sus manos no alcanzaban a tocar todas las partes que deseaban poseer. Estaban muy excitadas, y sigilosos pero dulces gemidos nos permitían vislumbrar a los chicos que la cita estaba siendo un éxito. El plan era conducir, dar vueltas por la ronda de Barcelona sin parar, y que sin parar ellas pudiesen disfrutarse.

Sus besos eran cada vez más apasionados, más ardientes. Sus lenguas saltaban de la boca como látigos enloquecidos. Deseaban sentir el fuego. Sus manos enlazaron sus pechos. Duros y grandes. Sensibles al más mínimo movimiento. Se empujaron y se apretaron. El placer era febril. Se abrazaron y se metieron las manos por debajo de las bragas. Sus coños eran ríos de placer. Manantiales de deseo. Tal eran los fluidos y las ganas que después de unos segundos de masturbarse sintieron la necesidad de chuparse los dedos. Las palabras no tenían lugar, el sabor de sus intimidades eran como gritos de lujuria. Eran promesas de orgasmo abrupto. Y eso las volvía locas.

Ana desprendió a Eva de toda su ropa. La deseaba desnuda, abierta de piernas para meterse entre ellas. Le escupió en el coño, no por lubricarlo, pues no lo necesitaba, sino por hacerlo más suyo, como hacía con la polla de su chico, y se puso a chuparlo pausadamente, con delicadeza, pero con gran deseo...

La escena era espectacular, tan excitante, que Héctor no pudo evitar quedarse mágicamente absorto. Ana chupaba mientras agarraba fuertemente las piernas y la cintura de Eva, que dulcemente aprisionada, gemía a la par que se apretaba los pechos para sentir, si era posible, aún más placer.

Apenas fueron unos minutos, pero Eva no pudo más, y empezó a moverse libidinosamente, empujando sobre la boca de Ana para poder correrse. Quería llegar ya al orgasmo, era una necesidad, y mientras sentía que este llegaba, le gritaba a Ana "No pares, no pares, no pares..."  Gimió dos o tres veces, uno tras otro cada vez más fuerte, hasta que llegó al orgasmo y expiró un grito de placer que nos envolvió a todos en un espasmo colectivo.




Comments

1:26 pm Tuesday, 14th April, 2020 garfieldBoulogne

Muy buena historia imposible no calentarte al leer esto.

1:27 pm Tuesday, 14th April, 2020 garfieldBoulogne

😍

8:06 pm Tuesday, 14th April, 2020 donatecarra401

hermoso relato

12:23 am Thursday, 16th April, 2020 Ebano0427

Buenísima, continualo 

1:22 pm Thursday, 16th April, 2020 parejaopenmind7

Relato muy cachondo lo disfrutamos

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